Se acerca la boda del año. Tamara Falcó parece tener muchas ganas de recabar toda la información disponible para conseguir que su boda sea perfecta. No sorprende demasiado, por su gran pasión por la moda, pero también por lo mucho que les ha costado a Iñigo Onieva y a ella llegar hasta donde están.
Una sonada ruptura y una no menos sonada reconciliación después ya parecen tenerlo todo dispuesto para su gran día, incluso el vestido de la novia, del que ya se conoce quién lo diseñará, será Sophie et Voilà, y también se ha dejado ver en alguna ocasión en el taller, seleccionando tejidos y compartiendo ideas con el equipo. Tamara tendrá el vestido de sus sueños y solo cuando podamos verlo sabremos si ha dejado que el estilo de su madre influya en su elección.
Porque Isabel Preysler es considerada una de las mujeres más elegantes del papel couché y no solo en las ocasiones en las que toca vestirse de gala. No hay momento, ocasión o cita en la que Isabel no luzca un look adecuado y estiloso. Además, teniendo en cuenta que se ha casado hasta en tres ocasiones, seguro que entiende de vestidos de novia y no duda en dar su opinión si su hija la necesita.
Julio Iglesias e Isabel Preysler se casaban solo siete meses después de comenzar su noviazgo. Ella todavía no había cumplido 20 años y él ya era una estrella en ciernes con una sólida trayectoria a sus espaldas y muchos éxitos todavía por alcanzar. El enlace se celebró el 20 de enero de 1971 en Illescas, Toledo, y no tendría un final feliz, o por lo menos no duró hasta que la muerte les separó.
Para su gran día, Isabel optó por un diseño clásico y romántico de Pedro Rodríguez, un vestido blanco realizado en crepe de seda con un fajín de color rosa que lo ajustaba a la cintura. De cuello alto y manga larga -fue una boda de invierno-, rematada en volantes, uno de los pocos toques de volumen para un vestido con cuerpo, pero recto. Acompañó el conjunto con un velo que sujetó en el recogido de su cabello.
Si su primer enlace estuvo marcado por el interés que despertó, el segundo, con Carlos Falcó, fue todo lo contrario. Ella misma se encargó de organizar la ceremonia, el 23 de marzo de 1980, y solo asistieron los más cercanos. Los detalles del enlace se conocieron después, Isabel incluso se ocupó de peinarse ella sola para evitar que se filtrara la fecha, tal y como confirmaron las revistas de la época.
En ‘Lecturas’ recogían que, esta vez, su vestido no era ni largo, ni blanco. Era una creación de su modisto, Jorge Gonzalves. Un vestido de crepé de seda natural en tono rosa salmón pálido, con detalles de encaje, cuello y mangas de estilo isabelino y de falsa plisada. Según el medio, lució zapatos a juego, del mismo color salmón.
La tercera de sus bodas fue con Miguel Boyer, una ceremonia civil celebrada el 2 de enero de 1988, esta vez, en los juzgados de la calle Pradillo de Madrid. Isabel escogió un vestido corto de color gris marengo ribeteado en piel con mangas afaroladas, el cabello recogido y unos pendientes de perlas. Tres looks muy diferentes para tres importantes momentos de su vida.