La moda ha marcado apasionante vida de Naty Abascal, pero el amor también ha dejado su huella en esta mujer, que en 2023 ha cumplido 80 años convertida en musa y referente en elegancia y estilo. A los 20 años cambió su Sevilla natal por Nueva York, donde trabajó durante dos años como modelo.
Fue al volver cuando se casó con Rafael Medina, el duque de Feria, una relación por la que tuvieron que pelear contra viento y marea porque el pasado de ella como modelos, con posados ligeros de ropa, hacía que los padres de él no estuvieran nada contentos con la elección de su hijo. Un matrimonio fruto del que nacieron dos hijos y que terminó en divorcio.
Hay historias de amor que tienen segunda parte y la de Naty Abascal y el duque de Feria es una de ellas. Amigos desde la adolescencia, habían sido novios antes de que Naty decidiera cruzar el charco para perseguir sus sueños profesionales.
Por si todo esto no fuera suficiente para ganarse la enemistad de sus suegros, los duques de Medinaceli, era una mujer divorciada, porque ya en 1070 se había casado con el piloto de carreras Murray Livingstone Smith, de quien se divorciaría cinco años después.
Fue cuando Naty regresó a Sevilla cuando comenzó la segunda oportunidad con Rafael, con quien se casaría en 1977. Se casaron en la ermita del Rocío y protagonizaron una de las bodas del año, Abascal, fiel a su estilo, escogió un look atrevido y sorprendente, con transparencias y un velo con peineta. Parecían la pareja perfecta y juntos tuvieron dos hijos: Rafael y Luis. Quedó claro que esto no era así y tiempo después, Rafael confesaría que no se casó enamorado.
Rafael y Naty tenían caracteres incompatibles, de hecho su separación se produjo en 1988 y un año más tarde el divorcio ya era efectivo. Un divorcio cargado de polémica, ella aseguraba que había sido quien tomó la decisión, él en sus memorias no publicadas dejaba claro que todo se había precipitado tras conocer la infidelidad de Naty con Ramón Mendoza.
Ella aseguró en las páginas de ‘Hola’ que el problema fue “que un día Rafael dejó de ser la persona encantadora que era, y con la que me había casado. Y no le estoy culpando aquí, porque creo que, psíquicamente, no estaba bien. En el fondo era un enfermo”. Años después él quiso la nulidad eclesiástica, que ella le denegó, asegurando que se habían casado por amor y que si había salido mal, “mala suerte”.
Tras el divorcio, los problemas del duque por abusos de sustancia se descontrolarían y los escándalos en torno a su persona parecían no tener fin. Llegó a pasar un tiempo en la cárcel, detenido por secuestrar a una niña de 5 años y acusado de tráfico de menores. Era hallado muerto en su vivienda en 2001, por una sobredosis de barbitúricos.