Con la discreción por bandera, Amaia Salamanca y Rosauro Varo han ido celebrando aniversarios sin hacer caso a los rumores sobre su relación. Cada cierto tiempo surgen rumores de crisis entre ellos, pero la pareja prefiere mantenerse al margen de dimes y diretes y disfrutar de su vida familiar.
Porque a pesar de tiempo que llevan juntos, no parecen tener planes de pasar por el altar. La propia actriz apuntaba durante el programa que protagonizó junto a Jesús Calleja que sus tres hijos son compromiso más que suficiente para ellos.
“Tenemos tres hijos, eso ya me parece suficiente. No nos hace falta nada más para celebrar nuestro amor. Además, organizar una boda supone tanto trajín y tantos nervios que no sé si realmente luego la disfrutas”, comentaba divertida con el aventurero.
Ahora pueden presumir de ser una bonita familia, que completaron con la llegada de Olivia, Nacho y Mateo, pero en su momento, lo cierto es que fueron pocos los que apostaron por ellos, tal vez porque siempre han querido que su relación sea lo más privada posible o puede que por lo diferentes que son, algo de lo que ambos son conscientes.
Estas diferencias parecen haberse convertido en parte del éxito de su relación: “Nos diferenciamos en muchas cosas porque tenemos vidas muy distintas y aprendemos mucho el uno del otro”, dijo Amaia.
Cuando se conocieron, ella era la actriz del momento, se encontraba en lo más alto de su carrera después de protagonizar Sin tetas no hay paraíso y de interpretar a la Reina en el telefilm Felipe y Letizia. Él era un empresario sevillano al que se le conocía porque se le había relacionado con Eugenia Martínez de Irujo y Vicky Martín Berrocal. Fueron la pareja sorpresa de 2010 y lo que comenzó como un amor de verano se ha convertido en toda una vida en común.
“Le conocí en una fiesta en Ibiza. Me divertí muchísimo”, desvelaba la actriz durante el programa de aventuras. “Es una persona muy atenta, siempre está pendiente de que todo esté bien, si te falta algo, y muy caballeroso. También es una persona muy divertida”. Una noche en Ibiza fue solo el principio de lo que les esperaba.
“Al día siguiente fuimos a otra fiesta... Después de cuatro días sin hablar con mis padres, hablo con ellos y les digo: 'Que me he enamorado'. Estaba afónica perdida. Ellos pensarían que me habían perdido”.
Lo cierto es que no estaba perdida, pero Amaia había encontrado al hombre con el que formar una familia. Cuatro años después, la pareja daba la bienvenida a su hija mayor, Olivia, un año después nacía Nacho y en 2016 nacía el tercero de sus hijos, otro niño al que llamaron Mateo.
De su vida familiar no hay demasiado rastro en las redes sociales, siempre queriendo salvaguardar su intimidad y optando por dejar que su vida privada sea eso, privada. Aunque no han dudado en dar la cara y desmentir las informaciones sobre ellos con las que no se sentían conformes.