Si hay que señalar un momento en el que la vida de Itziar Ituño cambiara por completo, para sus fans no hay duda de que sería su participación en la serie La casa de papel, aunque puede que ella quisiera señalar otro, al fin y al cabo es una mujer llena de inquietudes, que ha mostrado casi la misma pasión por la música que por la interpretación.
Pronto sintió Itziar la llamada de la interpretación, pues se apuntó a clases de teatro en Basauri con unas amigas cuando tenía 14 años. Desde muy pronto tuvo claro que quería ser actriz, el cine y el teatro era su pasión y viajaba con sus padres a Bilbao a menudo para poder verlo en directo, pero eso no hizo que no tuviera la mente fría de tener otro plan.
Estudió Sociología Urbana-Industrial y Política en la Universidad del País Vasco y trabajó en el comedor de una escuela y en la cadena de montaje de neveras de Fagor, como su padre. Su madre era limpiadora allí. Con 19 años participó en Lo que necesitas es amor, su primera experiencia televisiva y una de sus primeras oportunidades en el mundo de la interpretación le llegó de la mano de Goenkale, en la que participó durante dieciséis años y que le dio gran fama en Euskadi.
En 2017 su vida cambió por completo al participar en La casa de Papel, gracias a cuyo éxito ha pasado a ser reconocida no solo en España, también en el extranjero, porque la serie ha sido todo un triunfo a nivel internacional.
Mientras desarrollaba su carrera como actriz también trabajaba su amor por la música, de hecho es cantante en un grupo que comparte con su pareja, que es teclista. “Me enamoró que es un tipo muy auténtico, que también defiende su cultura”, explicaba la actriz hace unos años para Semanario. “Empezamos compartiendo estas inquietudes y el mundo del arte. Ahí vamos, avanzando poco a poco”. Roberto Awanari es un indígena originario de Iquitos, ciudad del Amazonas peruano.
La pareja, que vive a caballo entre el País Vasco y Madrid, parece compenetrarse estupendamente, no solo comparten pasión por la música y se apoyan en sus proyectos individuales, también tienen otros conjuntos, como la familia que han formado y a la que han decidido no sumar hijos.