Milán, París, Nueva York… no hay pasarela que no se haya rendido ante el talento de Judit Mascó, una de las primeras supermodelos españolas por mérito propio. Comenzó en el mundo de la moda cuando solo era una niña y, aunque continúa ligada a esta profesión, ha sabido adaptarse y encauzar su vida hacia otros lugares con el paso del tiempo.
Debutó con 13 años gracias a un anuncio de televisión y una portada en 1990 catapultó su carrera hacia la cima. Fue uno de los rostros más populares de los años 90, no hay portada, pasarela o sesión de fotos que se le resista e incluso llegaron a proponerle que fuera ‘chica Bond’. Una carrera imparable, vertiginosa y que contrasta con la calma que disfruta en su vida personal.
Casada desde 1993 con el abogado Eduardo Vicente, tienen cuatro hijas en común y juntos han pasado momentos buenos y otros no tan positivos, de los que han sabido reponerse para seguir siendo la sólida familia que siempre soñaron ser.
Conoció a su marido cuando solo era una adolescente, él era amigo de su hermano y así fue como sus caminos se cruzaron. Se enamoraron y casaron en el 93, tras cuatro años de relación, en una ceremonia blindada para evitar que esa celebración de su amor se convirtiera en un espectáculo.
La boda tuvo lugar en la ermita del castillo de Sant Lluís de Rístol, en Viladecavalls, y Judit decidió hacer las cosas a su manera. Las imágenes de su gran día fueron vendidas a un solo medio, encargado de su publicación, una exclusiva cuyo dinero donó a tres ONG’s. "Siempre que me viene a la memoria se me ilumina la cara. Fue una boda muy íntima, muy nuestra, muy de verdad”, recordaba la modelo para Vanitatis.
Para celebrar su veinte aniversario, la pareja decidió casarse de nuevo, una ceremonia informal en la que Judit lució el mismo velo que en la original. Un acto simbólico que para ellos fue igualmente especial y con el que prometían, una vez más, seguir trabajando para que su amor siguiera tan vivo como al principio.
De este modo dejaban atrás la supuesta crisis que habían pasado el año anterior, a la que la modelo hizo referencia en una entrevista para La Razón, desmintiendo una posible separación. “Eduardo y yo somos dos personas que, una vez pasado el enamoramiento de los primeros años, siguen avanzando por el mismo camino y juntos con los mismos principios y valores”. La pareja tiene cuatro hijas: María, Paula, Romita y Clara. La mayor ya tiene 25 años y la más joven, 17.
Actualmente, Judit sigue ligada a la moda, porque no solo es su profesión, también es su pasión. En ocasiones puntuales participa en campañas publicitarias y compagina estos trabajos con colaboraciones televisivas. Tampoco olvida su lado más solidario y es presidenta de la Fundación Ared. Es cocinillas, amante del yoga y de la naturaleza.