Encontrar a un actor que pueda interpretar la versión joven de un personaje puede ser todo un problema, no solo tiene que tener cierto parecido, la interpretación tiene que resultar convincente. En el caso de Cuéntame, cuando hicieron un viaje (aún más) al pasado, tuvieron la fortuna de poder contar con María, la hija de Ana Duato para interpretarla a ella, y con Daniel Arias, para dar rostro y voz a la versión más joven de Antonio Alcántara.
El hijo de Imanol Arias y Pastora Vega lleva tiempo teniendo claro que la interpretación es también lo suyo, tal vez inspirado por el talento de sus padres, y esta fue una gran oportunidad, pero no ha sido la única, pues también ha formado parte del reparto de otras producciones, como El Internado: Las cumbres.
Una nueva generación que llega cargada de talento, dispuesta a aprovechar todo lo aprendido en casa, pero con ganas de demostrar que es mucho más que un nepobaby, Daniel Arias quiere ser alguien por sí mismo y eso se consigue gracias a trabajo, esfuerzo y personalidad, cualidades que no le faltan.
Imanol Arias y Pastora Vega comenzaron su historia de amor en 1984, juntos formaron una bonita familia y tuvieron dos hijos, Jon, nacido en 1987, y Daniel, que llegó al mundo en 2001. La pareja ponía punto y final a su relación tras 25 años juntos, una complicada decisión que anunciaron, dejando claro que se trataba de una ruptura que había llegado "de forma amistosa y de mutuo acuerdo".
Sus dos hijos parecen haber heredado la pasión por la actuación, pero para Daniel esta vocación llegó después de pasar por otras muchas opciones relacionadas con el sector, quiso ser director y guionista e incluso formó una productora con un amigo a los 17 años, pero finalmente ganó la interpretación.
“Cuando les dije a mis padres que quería ser actor lo entendieron, pero me dijeron que no iba a entrar en una escuela de interpretación hasta terminar los estudios y que tampoco haría castings sin formación. Querían que me enamorara de la profesión poco a poco”, explica el joven en una entrevista para Vanity Fair.
Daniel no parece temer las comparaciones con sus padres ni tener que crecer a su sombra, sus apellidos tampoco le han puesto el camino más fácil: “En cuanto empecé a trabajar vi que los apellidos no importan. Durante un proceso de casting se te valora por cómo eres. Tener un apellido no significa ser más o menos talentoso”.
A pesar de tener muy claro que él es el único de quien depende su camino y su carrera, tiene muy claro que siempre va a existir esa comparación, por lo que dudó mucho en aceptar interpretar la versión joven de Antonio Alcántara en más ocasiones; finalmente aceptó porque el guion le encandiló. Comparte físico (en parte) con su padre y tiene un carácter similar al de su madre, también asegura que cada vez se parece más a su hermano.
Lo que tiene claro es que, aunque ame su profesión, “no soy actor las 24 horas. Eso es lo que me han enseñado mis padres, que también tengo que ser un chico que sale de paseo con su novia y se compra una hamburguesa para cenar”.