En los últimos meses, un nombre ha resonado con fuerza en el fútbol patrio: el de Lamine Yamal. El delantero del FC Barcelona había ocupado ya un importante hueco en las filas del club blaugrana en la pasada temporada, después de batir récords durante su trayectoria juvenil en las categorías inferiores. Pero fue su participación en la pasada Eurocopa, en la que España acabó alzándose como vencedora, lo que disparó su fama y su relevancia más allá del ámbito estrictamente deportivo. Yamal es, a sus diecisiete años, no solo un brillante futbolista, sino también un auténtico ídolo de masas del que interesan especialmente sus curiosidades. Y hay una en especial: una manía que ha de cumplir antes de todos sus partidos.
Siendo todavía un adolescente, el jugador blaugrana ha pasado de llevar una tranquila vida familiar en el barrio de Rocafonda (Mataró), centrado en el deporte y compaginando su estancia en La Masía con los estudios escolares, a uno de los deportistas de referencia de la liga española y del balompié internacional. Lamine fue artífice de una de las victorias de la Roja en el mencionado campeonato europeo este verano y recientemente ha sido elegido como uno de los nominados al Balón de Oro 2024.
Semejante proyección deportiva ha derivado en un lógico interés en todo lo que rodea a Yamal, que cumplió los diecisiete años en la Eurocopa, cuando también aprobó sus estudios de cuarto de la ESO. Lamine prefiere rehuir de la fama, y ha reconocido en el pasado que echa de menos la vida que llevaba antes de ser un personaje conocido lamentando, por ejemplo, no poder llevar ya a su hermano al colegio sin que le reconozcan.
El delantero está tremendamente ligado a su familia: su padre, Mounir; su madre, Sheila; su hermano pequeño, Keyne; o su abuela, Fátima, así como a su reducida lista de amigos íntimos, entre los que se encuentra su primo, Mohamed. En lo futbolístico, mantiene un trato muy próximo con muchos de sus compañeros de club, pero también de la selección española: este verano se hicieron virales sus bailes y bromas junto a Nico Williams.
Yamal sigue disfrutando de ellos y de sus aficiones, como la música, las series, los videojuegos o el futbolín, todos ellos hobbies que le ayudan a desconectar durante los ratos libres entre partidos y competiciones, como él mismo ha explicado. Porque cada uno de los detalles de la vida del jugador cobra una relevancia especial, y así ocurre con una curiosa manía personal antes de cada encuentro.
Lo revelaba su peluquero de confianza el pasado mes de julio en una entrevista para el programa 'Espejo público'. Ridouan Bouzagou, el encargado de cortarle el pelo habitualmente, hablaba con el programa al desplazarse a Alemania para ajustar el corte del delantero antes de la final del torneo. Porque Lamine tiene que cortarse siempre antes de un partido, ya sea el día anterior o el mismo día del encuentro.
"El futbolista cuida mucho su imagen y siempre suele cortarse el pelo el mismo día de partido si se puede, o si no el día de antes. Le gusta ir con el pelo recién cortado a los partidos", reconocía Bouzagou, que explicaba entonces que le suele poner unas mechas cada dos o tres meses, y le practica un corte denominado táper, centrado en la nuca y los laterales.