Antes de llenar todos los titulares y convertirse en el centro de todas las noticias por lo sucedido en Tailandia, el nombre de Daniel Sancho ya era conocido para muchas personas, no por sí mismo o por su labor profesional, sino por formar parte de una conocida saga de actores.
Es hijo de Rodolfo Sancho, un actor que ha conseguido hacerse un hueco por sí mismo a base de trabajo, esfuerzo y papeles memorables (Isabel o El Ministerio del Tiempo siendo algunos de los más recientes), también de haber sido capaz de evitar ser eclipsado por su propio padre, Sancho Gracia, que interpretó al mítico Curro Jiménez.
Félix Ángel Sancho Gracia pasará a la historia por ser uno de los actores más destacados de su generación, pero también protagonizó una bonita historia de amor que merece ser contada.
Cuando el actor tenía solo 12 años se marchó junto a su familia a vivir a Uruguay, escapando de los duros años que se vivieron en el país tras la Guerra Civil que había estallado el mismo año de su nacimiento y con 17 se matriculó en Escuela de Interpretación y de Arte Dramático de Montevideo.
Fue precisamente el teatro lo que le llevó hasta el amor de su vida, Noela Aguirre, hija de un político del Partido Nacional de Uruguay. Periodista de profesión, se conocieron en una entrevista y fue todo un flechazo, aunque las cosas no fueron tan sencillas para la pareja como parecía en un principio. En 1963, Sancho Gracia regresaba a España para continuar con su carrera, lo que hacía que la pareja tuviera que separarse, por lo menos físicamente. Esta distancia física les acompañó incluso en su boda en 1967, que fue por poderes.
Finalmente, ella se trasladaría definitivamente a Madrid, donde por fin pudieron convivir y formar una bonita familia. Juntos tuvieron tres hijos, Rodrigo, Félix y Rodolfo. Sus hijos fueron el orgullo de la pareja, un orgullo solo igualado con la llegada de sus nietos. “A mí me gustan mucho mis nietos y a mi mujer, también. Tengo una nieta, un nieto y un nietón (por Daniel), cada uno de uno de mis hijos”, dijo en su momento el actor. A pesar de que la llegada de Daniel les pilló de imprevisto (nació cuando Rodolfo tenía 19 años), siempre tuvieron una bonita conexión con él.
La pareja estuvo unida hasta el final de la vida de Sancho, en las buenas y en las malas. El actor superó un cáncer en la década de los 2000 y, en ese momento, aseguraba a EFE que “Me he salvado gracias a Noela, ha sido básica para mi restablecimiento”. La enfermedad regresaba con el tiempo y fue lo que le costó la vida en 2012.
“Mi marido se fue deteriorando poco a poco, en estos últimos meses apenas podía levantarse, le costaba hacer cualquier movimiento, pero fue un luchador hasta su muerte. Ya conocéis su fortaleza, sus inmensas ganas de vivir… Nos ha dejado un vacío muy grande”, dijo a los medios Noela tras la muerte de su gran amor.