María Rodríguez Garrido es una figura fundamental en el mundo de la música en España, pero es poco probable que con ese nombre se le reconozca, pues, como sucede con otros músicos, es su nombre artístico el que lleva por bandera en los escenarios. Mala Rodríguez consiguió su apodo gracias a su tía Sario, quien se lo puso por su fuerte personalidad y su carácter, “decía que era muy mala en mi adolescencia. Muy brava. Entonces, un día decidí que ese sería mi nombre de guerra”, explicó para Divinity.
A través de su música ella dice lo que piensa, dejando que sean sus versos los que cuenten todo lo que hay que saber de ella, algo que también hace libremente en las entrevistas que concede. Su vida personal es privada, pero sí que hay algunos detalles que se conocen, como que es madre orgullosa de tres hijos.
"No he tenido una vida plana", confesaba en el programa De Viernes. “Me han pasado millones de cosas, me han ocurrido muchas experiencias y de eso se nutre mi música”. A pesar de ello, siempre ha intentado que su vida familiar estuviera al margen de sus éxitos musicales, haciendo que esa parcela de su vida quedara lo más protegida posible.
Así, no todo el mundo sabe que tiene tres hijos, pero de su experiencia como madre hablaba también en esa entrevista. “Tengo tres hijos, me encanta ser madre, es lo mejor que me ha pasado en mi vida, es la mayor cura de humildad, te pones la última. Lo das todo por tu familia, es el motor más grande. No sé qué sería de mí si no hubiera sido madre, todos son muy artistas”.
Entre 2005 y 2010 mantuvo una relación con el rapero cubano Reynor Hernández. Fruto de esa relación nacieron sus dos hijos mayores, Ckarell y Abraham, que ya son adolescentes. La pequeña de todos, Romina, llegó al mundo en un periodo en el que Mala se alejó de la música y se trasladó a Estados Unidos, después de lanzar su álbum Bruja en 2013.
Compaginar su carrera musical con su papel de madre no ha sido fácil para ella, tal y como recogía en sus memorias, donde confesaba que “Quieres llegar a todo, estar presente... Eso es lo que me ha martirizado. Son momentos duros en los que tienes un Grammy en la mano y lo estás viviendo como uno de los peores días de tu vida”.
Esto pudo cambiarlo durante un tiempo, concretamente durante la pandemia, cuando gran parte de la población tuvo que bajar el rimo y permanecer en sus casas, un tiempo que para muchos artistas como Mala, sirvió para poder estar en casa con los suyos y recuperar un poco de ese tiempo perdido que durante giras y conciertos no pueden tener.
Gracias a ese tiempo de pausa, ella pudo pasar más tiempo con sus hijos y, por suerte para ella, no tuvo que escoger entre su carrera profesional y su vida familiar.
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