Si por algo es conocida Verdeliss es por la gran familia que ha formado junto a su marido Aritz Seminario. Aunque él suele permanecer en un segundo plano, son un gran equipo y juntos han sabido encontrar el equilibrio entre sus profesiones y el tiempo que necesitan dedicar a sus ocho hijos.
Un duro esfuerzo que la empresaria comparte habitualmente en redes sociales, donde ha aprendido a capear el temporal, pues no es raro que los mensajes de ánimo y enhorabuena se encuentren junto a otros juzgando su labor como madre o como empresaria, cuestionando si el dedicarle tiempo a una de sus dos facetas, no estará descuidando la otra.
Ella parece hacer oídos sordos a la mayoría de los comentarios, pero de vez en cuando no puede evitar que alguno de ellos le duela especialmente y entonces aprovecha su visibilidad en redes para desvelar un poco más sobre su vida, aportando más información sobre por qué hace lo que hace.
Una de estas veces ha sido justificando que su marido y ella hayan decidido regalar a su hijo Aimar el carné de conducir al cumplir los 18 años, algo bastante habitual entre los jóvenes de esa edad, pero para lo que es necesario contar con el dinero suficiente. La influencer explicó que sabe bien lo que es trabajar, lo hizo duramente antes de dedicarse a las redes, incluso compaginando varios empleos, pero que es un regalo que entre su marido y ella han decidido hacerle a su hijo, porque pueden y porque es algo que el joven puede necesitar.
Aimar ya no es un niño, de hecho ya es mayor de edad desde septiembre de 2023. Los seguidores de Verdeliss le han visto crecer, han visto cómo maduraba a través de las publicaciones de su madre, cómo ejercía de hermano mayor y cómo evolucionaba su personalidad.
La propia Verdeliss daba algunos detalles extra sobre la personalidad del joven, del que alabó su adolescencia mientras aseguraba que “tiene sus cosillas”. “Amo esta etapa, me flipa ver cómo construye un ser humano que admiro: tiene una sensibilidad especial, ¡es tan generoso con su tiempo y entrega! El primero en prestar ayuda si el prójimo la necesita… el que siempre figura en las listas de voluntariado”, explicó hace un par de años.
No parece haber cambiado de opinión en este tiempo, pues para felicitarle por su mayoría de edad, su madre le escribía: “Dejo esto por aquí y procedo a llorarle a mi almohada. ¡18 años, ya! ¡18 años, amigas, 18 años! Quedará el consuelo de observar el maravilloso ser humano… bondadoso, sensible e inteligente en que te has convertido. El mundo necesita más adultos (what) como tú, Aimar. ¡Feliz cumpleaños!”.
Siempre cuidadoso con sus hermanos, generoso y muy atento, Aimar es además un apasionado de la informática, lo que le ha llevado a ganar la Olimpiada Informática de Navarra. También está en el equipo de Pamplona de atletismo y sabe que cuenta con el apoyo de su familia en sus carreras.
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