El 26 de septiembre de 1984 sería la fecha que marcaría para siempre a la familia Rivera. El lugar, la plaza de toros de Pozoblanco, en Córdoba. Ese día, Francisco Rivera Pérez, más conocido como Paquirri, se levantó con la ilusión con la que se despertaba cada vez que iba a torear. Ese día le esperaba uno de sus escenarios más especiales, su querida Córdoba, compartiendo cartel junto a otros dos grandes, el Yiyo y El Siro. Aunque eso sí, jamás pudo imaginar que ese día iba a ser recordado para siempre.
Unos minutos después de que el cuarto toro entrara en el ruedo, el maestro sufrió una complicada cogida. Avispado le proporcionó dos cornadas con dos trayectorias que le rompieron las venas ilíaca y faena y, también, la arteria femoral. Rápidamente, Paquirri fue trasladado hasta la enfermería de la plaza de toros.
Como se pudo ver en unas imágenes que se difundieron más tarde, Paquirri llegó consciente a la enfermería y parecía bastante tranquilo. “Doctor, yo quiero hablar con usted o no me voy a quedar tranquilo. La cornada es fuerte. Tiene al menos dos trayectorias, una para acá y otra para allá. Abra todo lo que tenga que abrir, lo demás está en sus manos. Y tranquilo, doctor”, le comentó el propio Paquirri.
Debido a la gravedad de las heridas, el médico no pudo hacerle la cura necesaria en la plaza y el torero tuvo que ser trasladado al Hospital Reina Sofía de Córdoba, donde nunca llegó. Cuando estaba llegando, el maestro sufrió un paro cardiaco y falleció poco tiempo después en el Hospital Militar, donde tuvieron que parar de urgencia.
Paquirri falleció debido a un shock hipovolémico por hemorragia masiva y rápida. A pesar de la gravedad de sus heridas, lo cierto es que la muerte de Paquirri no se produjo por esta razón, sino por un cúmulo de complicadas circunstancias. La carretera que le llevó hasta Córdoba estaba en mal estado y, además, la enfermería de la plaza de toros no tenía los recursos suficientes para atender perfectamente al torero.
Dos días después, miles de personas le dieron su último adiós en la Plaza de la Maestranza de Sevilla. Por aquel momento, Paquirri estaba casado con Isabel Pantoja y poco tiempo antes había nacido el primer hijo de la pareja, Francisco. Este había sido el segundo matrimonio para el torero, que ya había contraído matrimonio con Carmina Ordóñez con quien había tenido a Francisco y Cayetano.
Paquirri fue vitoreado, por última vez, en La Maestranza de Sevilla. Su cuerpo fue recibido con los gritos de ‘Torero, torero’. En ese momento, también apareció una afectadísima Isabel Pantoja, que se convirtió en la viuda de España y que no pudo contener las lágrimas ni el dolor. El acto fue breve y complicado, ya que el féretro no pudo ser introducido en el coche y se tuvo que hacer el paseíllo a hombros.
Más de mil personas quisieron acercarse a La Maestranza para darle el último adiós a Paquirri. Allí se encontraban tanto personas relacionadas con el mundo del toro y el artisteo como seguidores del torero. Detrás, iba Isabel Pantoja en un Mercedes color rojo que estaba conducido por su hermano mayor. A la derecha iba Beca Belmonte y detrás de ella, junto a su madre, sus otros dos hermanos, Bernardo y Agustín.
Al final del acto, Isabel no pudo más y acabó desmayándose, desvaneciéndose delante de todo el mundo y apoyándose en su inseparable hermano Agustín. La cantante tuvo que salir escoltada por la Policía Nacional y hacer frente a la muchedumbre que ahí se encontraba. Los dos hijos que Paquirri tuvo con Carmina Ordóñez, Cayetano y Francisco, tampoco faltaron a la despedida de su padre, a pesar de su corta edad.