Roger Federer es uno de los mejores tenistas de la historia. El suizo, de 40 años, se ha clasificado como el número uno durante 310 semanas, convirtiéndose en el mejor tenista sobre hierba. Y, según él mismo ha contado, no podría haber llegado hasta dónde está si no hubiera sido por el apoyo de su familia; de su mujer y de sus cuatro hijos, Myla, Leo, Charlene y Lennart.
Fue en los Juegos Olímpicos de Sidney del 2000 cuando Federer coincidió con la que sería su mujer, Mirka Vavrinec. Lo cierto es que en el plano profesional esta competición no fue la mejor para el tenista, ya que llegó a perder una medalla de bronce, pero en el terreno personal no le pudo ir mejor: conoció a la tenista cuando esta representaba a su país. Aunque eso sí, tuvo que hacer oídos sordos para no hacer caso a aquellas personas que le decían que no saliera con ella.
A pesar de todo, Federer se armó de valor y, en el último día en la Villa Olímpica, le dijo todo lo que sentía y le dio un beso. Desde ese momento, se hicieron inseparables. De ella sabemos que nació en Eslovaquia en abril de 1978 y que se mudó a Suiza cuando tan solo tenía dos años. Además, ha tenido una carrera grandiosa en el mundo del deporte, alcanzando el puesto 76º de la WTA en 2001 y hasta llegó a jugar dobles en tenis junto a Roger. Poco tiempo después de esta participación, se retiró de su vida profesional debido a un problema en el pie.
La boda se produjo el 11 de abril de 2009 y a los pocos meses vinieron al mundo las gemelas Myla y Charlene. Luego, el 6 de mayo de 2014 nacieron los mellizos Leo y Lenny. Toda la familia siempre se mueve para apoyar al tenista en cualquiera de sus competiciones y es su principal apoyo.
Respecto a qué opina sobre si sus hijos deciden dedicarse al tenis, Roger siempre ha expresado que lo mejor es que hagan lo que más les guste. Es por eso que sus dos hijos pequeños sí que están muy involucrados en este deporte, mientras que las dos mayores prefieren la música y, sobre todo, tocar el piano. Además, Roger ha explicado que sus pequeños ya están en un buen nivel para jugar al tenis. Aunque eso sí, no quieren que su padre les interrumpa en sus juegos y prefiere que se quede mirando y no ejerza como entrenador.