Reconocer que tienes un problema y, sobre todo, superarlo no es una cuestión fácil. Y más en un mundo como es el de Hollywood, donde la vida pasa muy rápido y mantener una vida de éxito es un requisito indispensable para seguir en el candelero. Es por eso que siempre hemos oído historias de superación de estos actores, quienes caen en las adicciones y comienzan a vivir en una espiral de la que es muy complicado salir, pero que también son capaces de retomar sus rutinas y su día a día.
Siempre hemos oído que Hollywood ha estado lleno de luces y sombras; del éxito del que disfrutan algunos actores, pero también de su caída a sus abismos. Porque es en el mundo de la interpretación y de la televisión donde hay una línea muy fina entre ser una estrella y caer en un mundo de adicciones y descontrol.
Angelina Jolie fue una de esas actrices a la que le costó encauzar su vida. En diferentes entrevistas, la intérprete ha admitido que ha probado “casi todas” las sustancias existentes en el mundo y, además, también tuvo que luchar contra la anorexia y la depresión. Eso sí, antes de interpretar a Lara Croft, Angelina ya expresó que se había “limpiado” por dentro y fue ese largometraje lo que le llevó al estrellato. También, la llegada de sus hijos y su matrimonio con Brad Pitt fue un plus para superar cada una de esas adicciones.
La actriz Drew Barrymore tuvo que lidiar con algún que otro problema en su vida. La actriz alcanzó la fama cuando tenía apenas siete años gracias a su papel en E.T. y cuando cumplió 13 fue admitida en una institución de salud mental durante un año y medio debido a que había empezado a consumir cuando era muy joven debido a no saber gestionar el gran éxito que había adquirido. Además, el mundo de las adicciones era bastante común en su familia, ya que su abuelo era alcohólico y su padre fue arrestado por posesión de drogas.
El actor Bradley Cooper también vivió un periodo de excesos. El actor de Ha nacido una estrella ha explicado, en diversas entrevistas, que lleva más de una década sobrio, algo que no ha sido nada sencillo. Además, ha asegurado que de no haber buscado ayuda habría perdido a toda su familia y a sus seres queridos por culpa del alcohol. Ahora, el actor está totalmente recuperado y, además, en la película en la que compartió escenas con Lady Gaga interpretaba a un cantante de country pasado de moda que caía rendido ante las drogas y el alcohol. Algo de lo que Bradley sabía mucho.
Probablemente otro de los iconos de nuestra juventud que ha tenido un pasado complicado es Daniel Radcliffe. A pesar de que el británico logró el éxito en tiempo récord y se convirtió en uno de los actores mejor valorados y pagados en todo el mundo, parece ser que su vida no fue nada fácil. Cuando estaba grabando las películas de Harry Potter, el actor cayó en una grave depresión que hizo que se echara ala bebida. Así, en el año 2015, Daniel admitió que sufría una fuerte adicción al alcohol.
“Cuando bebía, me convertía en una persona totalmente diferente. A veces, hasta el punto de despertarme por la mañana en un apartamento desconocido. No soportaba estar sin beber y lo hacía de nuevo. Un día fui a dar un paseo por la calle y estuve fuera alrededor de 5 horas. Durante este tiempo, no quise beber. Entonces me di cuenta de que tenía que caminar, respirar aire fresco y hacer deporte. Lo practico todos los días, y ahora no bebo en absoluto”, comentó en una entrevista.
Otra estrella juvenil que vivió una historia complicada con las adicciones fue Britney Spears. La princesa del pop, desde muy joven, comenzó a verse envuelta en escándalos relacionados con el consumo de drogas y de alcohol. Además, fue en el 2008 cuando fue hospitalizada después de que la policía la encontrara bajo los efectos de las adicciones en su propio domicilio. “Pero mis 20 años fueron terribles. Mis 30 están siendo mucho mejor para mí, he aprendido a conocerme mejor a mí misma”, comentó en una entrevista. Lo cierto es que todavía parece ser que a la cantante le queda mucho camino que recorrer en sus adicciones, pero está dispuesta a luchar por tener una vida de lo más sana y normal.