El próximo 31 de agosto se cumplen 25 años desde que Lady Di falleció en un fatídico accidente de coche. Ya por aquel entonces, la joven se había convertido en todo un referente para su generación, que la miraba con los ojos de una heroína, de una persona sin ningún tipo de miedo y que se había revelado contra lo establecido. Una actitud valiente muy aplaudida, pero que también hizo que se ganara detractores, sobre todo dentro del Palacio de Buckingham.
Su muerte fue un gran impacto en la sociedad de todo el mundo, sobre todo después de su polémico divorcio con el príncipe de Gales y sus sonadas entrevistas en televisión hablando de todo lo que sucedía en la familia real británica. Probablemente, entre tanto caos, de lo que poco que le hacía poner los pies en la tierra eran sus dos hijos: William y Harry. Fueron ellos quienes protagonizaron una icónica imagen, pero desoladora, en el entierro de su madre, donde iban acompañando el féretro y no podían levantar la mirada del suelo, rotos de dolor.
El funeral de Lady Di se convirtió en uno de los eventos más seguidos. Se había ido una de las personas a las que más cariño tenían los ingleses. Pero, ¿cómo se sucedió el funeral? Diana Spencer falleció el 31 de agosto de 1997 en un accidente de coche; concretamente, la joven salía de su hotel, en París, junto a su novio, Dodi Al-Fayed. Cuando estaban pasando por un túnel, y mientras les estaba persiguiendo la prensa, el coche en el que iban se chocó contra una columna. Solamente sobrevivió el chófer.
Han sido muchas las especulaciones acerca de cómo se produjo el fatal accidente, pero los expertos apuntaron a que se había tratado de un exceso de velocidad. Fue el 6 de septiembre de ese mismo año cuando se celebró el funeral en honor a Diana. Ese sábado gris londinense, el cuerpo de Diana fue llevado del palacio de Kensington a Hyde Park y, luego, al palacio de St. James.
Durante todo el trayecto estuvo acompañada por una comitiva presidida por Charles Spencer, el hermano de Diana, por el príncipe Carlos y por sus hijos, William y Harry, que por aquel entonces eran jovencísimos. Tal y como contaron los dos jóvenes, tiempo después, había sido uno de los momentos más complicados de sus vidas. Lo hicieron porque se lo había pedido su tío, Charles, quien luego admitió que se había arrepentido y que le parecía algo “grotesco y cruel”. Además, con el paso del tiempo, se publicó que el ataúd estaba vacío y que el acto había sido preparado solamente como un acto público. Se dijo que Diana había sido incinerada y enterrada en la cripta de la Iglesia de Santa María.
Uno de los aspectos más criticados en los días posteriores a la muerte de Lady Di había sido el silencio de la reina. Isabel II no se había pronunciado, algo que sí había hecho su hijo. Aunque la monarca quiso hacer un gesto de cordialidad y entendimiento cuando hizo una reverencia mientras pasaba el féretro frente al palacio de Buckingham, un gesto que la ayudó a reconciliarse con el pueblo.
La ceremonia contó con la voz de Elton John y con la presencia de una infinidad de rostros conocidos como Nicole Kidman, Tom Cruise, Donatella Versace o Nelson Mandela. Una de las cosas que más llamó la atención fue la ausencia de la casa real española. Sí que es cierto que su presencia no era obligatoria, ya que Diana no pertenecía a la casa real británica. Aún así, otros royals sí que acudieron, como la princesa Margarita o Noor de Jordania.
Así, el evento paralizó la ciudad de Londres y más de un millón de personas se acercaron a presenciar el cortejo fúnebre. Debido a esto, los servicios sanitarios atendieron a decenas de desmayos. A través de la televisión fue seguido por más de 32 millones de personas y por más de dos millones a nivel global.
Otra de las curiosidades, según cuentan, es que el cuerpo de Diana fue enterrado con un vestido largo negro diseñado por Catherine Walker, una de sus diseñadoras de cabecera. Ahora, Diana está enterrada en Althorp, donde tienen la residencia la familia Spencer, en Northhampshire, Inglaterra. La residencia tiene un largo artificial con una isla en la que se descansan sus restos. Entre julio y septiembre el público puede visitar el monumento, pero no se puede acceder a la isla.