La tensa relación entre Harry y William ha sido una realidad en los últimos meses. Todo empezó con la decisión del hijo menor de Lady Di de poner distancia con la corona británica. Así, Harry decidió que lo mejor para su familia era romper con esos protocolos y marcharse lejos para tener una vida lo más normal posible, pero esta decisión no gustó nada a la sociedad británica, que siente auténtica devoción por su corona, ni tampoco a la familia real.
La relación tampoco se arregló con las declaraciones de Harry y Meghan a Oprah, en las que confesaron cómo habían sido estos últimos años en el Buckingham Palace. Lo cierto es que, en muchas ocasiones, Meghan se sintió sola, incomprendida y, sobre todo, juzgada. Algo que Harry tampoco estaba decidido a permitir. Así, tras el nacimiento de su hijo Archie decidieron que esa era el momento más indicado para abandonar su principal ocupación y criar a su pequeño en un entorno más seguro, normal y terrenal.
Lo cierto es que Harry y William siempre han estado muy unidos. La temprana muerte de su madre les hizo madurar a pasos agigantados y fue desde ese momento cuando la relación entre los hermanos se hizo más estrecha. Aunque eso sí, cada uno ha ido dando pinceladas sobre su personalidad que les ha hecho muy diferentes: por ejemplo, William decidió apuntarse a la universidad, mientras que Harry hizo carrera en el Ejército, con el objetivo de alejarse de todos los escándalos que había protagonizado. Pese a estas pequeñas diferencias, parecía que ambos sabían cómo disfrutar juntos, pero los problemas de sus parejas no han ayudado en su relación.
Las diferencias comenzaron a ser más notables cuando Meghan llegó a Inglaterra. Los comienzos no fueron nada fáciles y, aunque escondieron los primeros meses de su amor, una vez que lo anunciaron, la prensa siempre estuvo ahí. El 2019 fue un año especialmente complicado y, en un documental en la televisión británica, Meghan y Harry confesaron que estaban sufriendo mucha presión mediática. Además, en el mismo también se confirmaba el distanciamiento entre los hermanos. “Estamos en caminos distintos”, apuntaba Harry.
Y no solamente eso. Parece ser que el hombro donde más se podía apoyar Meghan y, sobre todo, quien más le iba a comprender, es decir, Kate Middleton, tampoco estaba ahí. Las rencillas entre las cuñadas eran más que evidentes y, además, se comenzaron a filtrar a la prensa diversas discusiones, que la casa real ni confirmaba ni desmentía. En su entrevista con Oprah, Meghan confirmó que todas estas discusiones habían sido una realidad y que la relación era más que tensa. Pero la realidad es que la tensión en Buckingham Palace no es la única de las casas reales europeas...
La reina Margarita siempre ha tenido fama de ser muy estricta, sobre todo, en la elección de las novias que ha tenido su hijo Federico. Por casualidades de la vida, a la reina no le parecía ninguna candidata idónea para casarse con él. Así, se llegó a publicar que antes de que Federico contrajera matrimonio con Mary, su madre le organizó una ‘emboscada’ para que eligiera novia. Según confirmaron varias fuentes, él salió huyendo.
El matrimonio entre Haakon y Mette-Marit ha pasado por todo tipo de momentos juntos. Aún así, el momento más mediático se produjo en el año 2002, cuando, según cuentan, la princesa le pegó un manotazo a su marido en un avión, después de que ella hubiera tenido una acalorada discusión con su secretaria personal. Luego, Mette-Marit acabó disculpándose y achacó ese momento al miedo que tiene a volar.
Además de los mencionados, uno de los rifirrafes más sonados fue el protagonizado por la reina Letizia y su suegra Sofía en la misa de Pascua. Entre ambas se produjo una situación incómoda, que fue captada por las cámaras. Después, fueron varias las escenas que intentaron mostrar una imagen de reconciliación, como la de Letizia abriendo la puerta a doña Sofía cuando iba a visitar al rey o yendo juntas al mercado de la isla ese mismo año.
También ha sido muy comentada la mala relación que, al parecer, mantienen Charlène de Mónaco y Carolina. Ambas intentan no coincidir casi nunca y cuando una aparece en una foto, la otra se procura no hacerlo y a la inversa. Además, parece ser que Carolina no confiaba en la fuerza de la atleta, que demostró a todos que quería quedarse en la corona monegasca.