Pocas cosas hacían presagiar que, uno de los mejores jugadores de fútbol del mundo, sentara la cabeza allá por 2017. Y más siendo Cristiano Ronaldo. Pero el deportista de élite conoció a Georgina Rodríguez, una joven oscense, de Jaca, que trabaja como dependienta en una carísima tienda de ropa de la capital, y se enamoró. Probablemente encontró en ella lo que no había encontrado en sus anteriores relaciones: paz y discreción. Sobre todo, esto último, ya que siempre ha querido mantener su vida privada alejada de los focos.
A partir de ese momento, Georgina se convirtió en una más de la familia de Cristiano, algo que no fue del todo fácil al principio, debido a lo unido que está el jugador con sus hermanos y su madre. A pesar de todos los rumores de relación, ninguno de los dos quiso confirmar su noviazgo inicialmente, pero pronto llegaron los rumores de embarazo, que serían totalmente ciertos.
Cuando saltó la bomba de que Cristiano mantenía una relación con una chica totalmente desconocida, la maquinaria de los medios de comunicación se puso en marcha para saber un poco más sobre ella. Gracias a que la joven tenía su perfil de Instagram abierto pudimos comprobar que le encantaba la moda y que practicaba danza. Así lo mostraba en la red social, donde podíamos ver fotos de ella entrenando, estirando y mostrando todas sus destrezas. Además, Georgina destacaba por su larga melena morena y por su imponente físico.
Ahora, vemos a una Georgina totalmente integrada en la familia Dos Santos Aveiro y con una vida rodeada de lujos, muy lejos de la que le podía ofrecer su querida Jaca. Pero, ¿cómo ha cambiado la bailarina en todo este tiempo?
Antes de conocer a Georgina, por el corazón de Cristiano Ronaldo pasaron diferentes mujeres conocidas, pero el amor no cuajó con ninguna de ellas. Por eso, cuando saltó la noticia de que el jugador había encontrado el amor en una joven totalmente desconocida, pocos pensaron que esta relación iba a durar más de un par de meses. Nada que ver con la realidad. Ahora, la joven se ha convertido en toda una estrella y muchas alfombras rojas se rinden a sus pies, como ha sucedido en las últimas ediciones del Festival de Venecia.
Georgina causa gran revuelo y expectación allá donde va, algo que han sabido aprovechar las marcas de la que es imagen. Siempre ha sido una mujer bastante explosiva, con curvas y eso ha querido dejarlo claro en cualquier evento al que acude. Aún así, Georgina siempre ha apostado por un maquillaje bastante natural, que sigue manteniendo hasta ahora.
Otro aspecto que tampoco ha cambiado en estos años es la pasión por el deporte. La joven comenzó a practicar danza cuando era una niña y, ahora, aunque no se dedica a ello profesionalmente, siempre que puede acompaña a su chico en las sesiones de gimnasio. Así, no ha perdido la forma física ni, incluso, cuando estaba embarazada.
Tampoco podemos olvidarnos de los vídeos de ella bailando cuando ya lucía una tripa bastante prominente. Y eso sí, no siempre entrena sola, siempre tiene a su lado a su pareja o a sus hijos, que le ayudan en sus movimientos. Su figura sí que cambió cuando tuvo a su hija Alana Martina, como es obvio, pero la joven no tardó mucho en recuperarla, debido a su devoción por el deporte.
Una cosa que sí ha cambiado de ella ha sido su peinado. Cuando la conocimos, Georgina presumía de una larga y morena melena, pero, en el verano de 2019, la joven decidió darle un cambio radical a su look. Para ello, la joven se cortó el pelo y se dejó flequillo, apostando por un look de lo más favorecedor.
Siempre le ha encantado llevar el pelo suelto, y más en sus comienzos, pero, según ha pasado el tiempo y ha ido modificando y perfilando su imagen, sí que es cierto que comenzó a recogérselo en la mayoría de photocalls que pisaba.
Su rostro también ha sufrido algunos cambios, como ella misma ha confesado. Hace unos años, Georgina se sometió a un blanqueamiento, que anunció a través de sus redes sociales. Así, ahora, la joven luce una sonrisa blanca y perfecta.
Si hablamos de su vida, Georgina Rodríguez ha dado un giro total respecto a su día a día antes de conocer a Cristiano Ronaldo: de trabajar como dependienta en una tienda del centro de Madrid pasó a vivir en una mansión en la elitista urbanización de La Finca. Además, ahora sus veranos los pasa de yate en yate, junto a su pareja y sus hijos, ejerciendo, además, de madre de los niños que Cristiano tuvo antes de que ella llegara a su vida.
También se ha convertido en uno de los mayores reclamos de las alfombras rojas, donde triunfa y demuestra a todos su talento, como ocurrió en el Festival de Sam Remo. Sus outfits también han sido siempre un foco de comentarios, tanto críticas como elogios, ya que, en muchas ocasiones, los han calificado de excéntricos y poco apropiados para el momento. Aún así, Georgina sigue haciendo caso omiso a las críticas y es fiel a su estilo.