El matrimonio entre Enrique Ponce y Paloma Cuevas saltó a todos los medios de comunicación el pasado de verano. Y no precisamente porque ambos estuvieran celebrando su amor, sino porque la pareja se rompía. Fueron unas fotos de Enrique junto a una joven rubia las que hicieron saltar todas las alarmas. Pronto supimos que esa chica se llamaba Ana Soria, vivía en Almería y estudiaba Derecho.
Todo apuntaba a que la relación se iba a quedar en un fugaz amor de verano, pero, por ahora, parece ser que la pareja ha sabido mantener la llama. Por su parte, Paloma se refugió en sus allegados para poder superar ruptura y, sobre todo, la intervención de los medios en su día a día. Algo que no fue fácil para ella ni tampoco para sus hijas, Paloma y Bianca.
La familia Ponce siempre había mantenido su parcela más personal en un segundo plano y eran contadas las ocasiones en las que podíamos ver a todos sus miembros juntos. Además, a esto se añadía que tanto Paloma como Bianca son menores y, por eso, sus padres han intentado mantener su privacidad. Ahora, la pequeña de las hermanas ha sido noticia, ya que sus padres se van a reencontrar en un momento muy especial para ella, su Comunión.
Lo cierto es que la ceremonia ya iba a celebrarse hace unos días, pero todos los preparativos se han retrasado hasta que la situación por el Covid-19 haya mejorado. Tal y como apuntan varios medios de comunicación, esta decisión la ha tomado Paloma, ya que sus padres están muy delicados de salud y no quiere que corran ningún riesgo. La mujer del diestro quiero proteger, de todas las maneras posibles, a su padre, Victoriano Valencia, que tuvo un percance hace unas semanas que le llevó al hospital.
La nueva fecha será entre finales de junio y principios de julio, aunque todavía estar por confirmar. Esto supondrá volver a ver juntos a la que fuera una de las parejas más estables de la sociedad española y del mundo del toreo, pero que se rompió el pasado verano. Lo cierto es que cada uno ha llevado la ruptura cómo ha podido y Paloma se ha refugiado en su finca de Jaén junto a sus dos pequeñas.
La pareja comenzó su relación en el año 1996. Por aquel entonces, él se estaba introduciendo en el mundo del toreo y ella era una guapa presentadora, que protagonizaba grandes campañas de televisión. Ambos se dieron el ‘sí, quiero’ en la Catedral de Valencia, donde Victoriano, el padre de la novia, llegó con especial ilusión. El hombre había sido una gran figura en el mundo del toreo y tenía especial emoción con la idea de que su hija pasara por el altar de la mano de un torero.
Fue en octubre de 2007 cuando la feliz pareja anunció que estaban esperando su primera hija. La pequeña Paloma nació en la primavera de 2008. Luego, tres años más tarde, nació la segunda hija de la pareja, una niña a la que llamaron Bianca. Desde ese momento, tanto Enrique como Paloma se volcaron en su familia y redujeron sus compromisos profesionales y sociales.
Ahora, tras su complicada separación, las niñas se han quedado al cuidado de su madre, en su gran finca de Jaén, en la que disfruta de la naturaleza y de la compañía de su padre, Victoriano Valencia.