Sara Carbonero e Iker Casillas forman una de las parejas más estables e influyentes de nuestro país. La joven periodista y el futbolista llevan más de diez años de historia de amor y, en todo este tiempo, han creado una bonita familia, formada por sus dos hijos, Martín y Lucas. Lo cierto es que los dos pequeños se han convertido en el motor, después de una etapa bastante complicada; a Sara le detectaron un tumor en el ovario e Iker sufrió un infarto de miocardio. Todos estos sucesos se produjeron con tan solo pocas semanas de diferencia.
Así, la pareja ha sabido batallar estas adversidades y siempre mirar el lado positivo de las cosas. Aunque para lograr este objetivo siempre se han apoyado en sus dos pequeños. Tanto Sara como Iker suelen compartir, a través de sus respectivos perfiles sociales, fotografías de Martín y Lucas a los que podemos ver jugando en la playa o pasando un rato entre hermanos. La última incorporación a la familia fue Lucas, que ya ha cumplido cuatro años. El niño es un aficionado al fútbol, como su padre, pero también le encanta pasar tiempo junto a su madre. Pero, ¿cómo es Lucas Casillas Carbonero?
Iker y Sara se enamoraron durante el Mundial de África, que se celebró en el 2010. Ambos ya habían coincidido alguna vez anterior en un evento, pero no fue hasta que se celebró la competición de fútbol cuando confirmaron su romance. Muy poca gente podrá olvidar el beso que le dio Iker a Sara durante la última retransmisión, donde el jugador estaba celebrando, junto con sus compañeros, que habían conseguido hacerse con la copa. A partir de ese momento, no se separaron. Sí que es cierto que, anteriormente, habían tenido cada uno parejas bastante conocidas, como Eva González o Matías Prats Jr.
A partir de que sus caminos se cruzaron, Iker y Sara no se separaron en ningún momento. Además, ambos tuvieron que hacer frente a las críticas que se vertían sobre su relación, que no hicieron que esta se tambaleara. Así, la pareja se ha convertido en una de las más estables del panorama nacional y Sara ha acompañado siempre a su pareja en todas sus aventuras profesionales. Además, ambos pasaron por el altar en el 2016, en una boda secreta donde solo acudieron sus padres y sus respectivos hijos.
Y fue hace más de seis años cuando Sara e Iker decidieron formar una familia. Así, confirmaron a través de sus perfiles de Instagram que estaban esperando su primer hijo. El pequeño Martín nació el 3 de enero de 2014 y se convirtió en la debilidad de sus padres. Luego, vino al mundo Lucas, el 2 de junio de 2016. Sus padres, que siempre han estado muy orgullosos, no han dudado en compartir sus mejores imágenes a través de Instagram. Así, hemos sido testigos de cómo ha crecido el pequeño en los últimos años. Tal y como ha contado Sara, en más de una ocasión, su primer hijo llegó al mundo para “revolucionarlo todo de una manera muy dulce”, de ahí que comenzaran a apodarle ‘Lucas locura’.
Además, como su padre, el pequeño es un apasionado del deporte y, especialmente, del fútbol. “A Lucas le gusta más el fútbol que a Martín. A mí me gustaría que fueran felices, si es en el fútbol, fenomenal, pero no tenemos especial interés”, contó la periodista en una ocasión. De todas formas, Iker no ha dudado en subir, en más de una ocasión, vídeos mostrando lo bien que se defiende su hijo frente al balón. El futbolista tituló la imagen como ‘maravillosa parada’ y los comentarios no se dejaron de suceder. Carles Puyol comentó que lo hacía mejor que el padre y Marc Bartra y Paula Echevarría también comentaron el dominio del pequeño con el balón: “de tal palo…”.
Ahora, la familia Casillas-Carbonero vive una nueva vida en Madrid. Atrás quedó su casa con vistas al Atlántico en O Porto y, ahora, se han comprado una vivienda cerca del Parque del Oeste. Además, Iker se ha retirado definitivamente como jugador de fútbol y Sara sigue cuidándose y desarrollando sus pequeños proyectos. Aún así, a pesar de todos estos meses complicados, el pilar fundamental de sus vidas sigue siendo sus dos hijos, quienes les sacan una sonrisa cada vez que viven un momento de flaqueza. Además, ambos siempre presumen de la personalidad de sus dos pequeños y cómo van creciendo y forjando con el paso del tiempo.