Su boda con Eva González no fue la primera para Cayetano Rivera. Aunque haya llovido demasiado desde entonces, el torero ya había pasado por lo mismo una década antes cuando se casó con Blanca Romero. De aquella, el hijísimo de Paquirri y Carmina y la top model del momento formaban un tándem casi perfecto. Nadie se perdió aquel enlace en 2001 en Gijón, la tierra de la novia, pocos meses después de iniciar su relación. En 2004 la relación se terminó para siempre, pero de aquel matrimonio surgió un inesperado vínculo que hoy sigue generando debate.
Cuando se conocieron, la joven modelo ya era madre de Lucía, una niña de la que nunca se quiso desvelar la identidad de su padre biológico. Durante esos cuatro años que estuvo con el mediano de los Rivera, la pequeña y su 'padrastro' se encariñaron tanto que él decidió darle sus apellidos y 'adoptarla'. Una paternidad a posteriori que, a raíz de la fama absoluta de la que gozaba (y goza) Cayetano, trajo consecuencias para la menor.
Así lo ha hecho palpable en su último 'questions and answers' de Instagram, donde Lucía Rivera, ahora reconvertida en influencer y siguiendo los pasos en el mundo de la moda de su madre, ha demostrado que eso de la fama es algo que ha aprendido a sobrellevar a base de flashes.
Todo ha surgido a raíz de una fan que le preguntaba de dónde saca "la paciencia para aguantar la persecución constante de la prensa". Un planteamiento con una evidente connotación negativa hacia el papel couché con el que la joven modelo ha querido ser justa.
"No considero que sea una persecución constante", ha aclarado. Lucía, que después de vivir una infancia complicada por ser 'hija de' volvió a experimentar el impacto mediático con la mayoría de edad, su salto a la pasarela, su ya rota relación con Marc Márquez o sus tensiones públicas con Cayetano, ha asumido que, aunqeu "hay épocas en las que me siento más perseguida", "vivo con ello desde que nací y muy pocas veces me hace sentir incómoda".
Esto sobre los paparazzis, a los que ya está acostumbrada a toparse de vez en cuando en esas rachas en los que su nombre (y apellidos) se convierte en actualidad. Lo que sí le produce indignación, sin embargo, es "que saquen noticias de contexto o que se digan mentiras". Eso sí, aunque esto le "molesta mucho más dentro de lo poco" que le puede afectar la fama, según sus palabras, "todo se acaba normalizando", sobre todo si es algo que asumes durante la infancia.