El pasado 20 de marzo, a los 83 años, fallecía el marqués de Griñón tras luchar contra el coronavirus. Unos meses después se hacía pública la sorpresa que había dejado en su testamento: Tamara Falcó, la mediana de sus cinco hijos, recibía el título de su padre. “Gracias, papi, por dejarme el legado más bonito que se le puede dejar a una hija: tu amor”, escribía la hija de Isabel Preysler tras enterarse de la noticia. Ha pasado medio año de aquellas palabras y ya es, de forma oficial, la nueva marquesa de Griñón.
El camino hasta conseguir la publicación en el Boletín Oficial del Estado no ha sido fácil. Tamara Falcó confesaba que llevará este título con “orgullo” y “responsabilidad”, pero antes ha tenido que pasar por las manos del rey, que es quien finalmente aprobaba la cesión que le hizo su padre antes de morir. Pero esto ya es una realidad. En los últimos años, la hija de Isabel Preysler se ha convertido en una auténtica celebrity más allá de su título nobiliario, y ha sido por varios motivos.
Lo cierto es que su increíble cambio físico sorprendió a toda la opinión pública y, más que nada, porque se había producido en un tiempo récord. Unos meses antes habíamos visto a una Tamara, con más kilos, en un photocall y, pasadas unas semanas, parecía una persona totalmente diferente. Eso sí, la razón era clara: estaa intentando controlar unos problemas de tiroides. Ahora, parece ser que Tamara se ha decidido a llevar un estilo de vida más saludable y, aunque le encanta cocinar, parece ser que controla todo lo que come. Además, también sigue una rutina de ejercicios con un entrenador personal.
Antes de nacer, Tamara Falcó ya era famosa. Sus padres, Isabel Preysler y Carlos Falcó, formaban una de las parejas más perseguidas por la prensa rosa y con más influencia del país. Isabel procede de una acomodada familia en Manila, mientras que Carlos ostentaba el título de Marqués de Griñón. Eso sí, no era el primer matrimonio de Isabel, que había estado casada con el famosísimo Julio Iglesias durante siete años. En ese tiempo tuvo tres hijos; Chábeli, Julio José y Enrique. Su matrimonio con Carlos Falcó tampoco duró mucho tiempo y estuvieron juntos poco más de cinco años. Eso sí, durante su matrimonio, nació la pequeña Tamara, que se convirtió en la benjamina de la familia y era, por aquel entonces, la que atraía todas las miradas.
Cuando sus padres se divorciaron, Tamara se fue a vivir con su madre. Aunque eso sí, siempre ha tenido cierta devoción por su padre, con quien encajaba a las mil maravillas, a pesar de tener un estilo de vida muy diferente al suyo. Cuando creció, Tamara decidió estudiar comunicación, diseño de moda y un máster en visual merchansanding. Sus estudios los cursó en España y al otro lado del charco, en universidades como Forest Lake College, Istituto Marangoni y la Universidad de Navarra. Eso sí, actualmente dedica su carrera a publicitar distintas marcas y, por eso, se reconoce a sí misma como ‘influencer’. Ya en el año 2008 comenzó a desfilar por sus primeros photocalls; en ese momento podíamos ver a una Tamara con el pelo largo y mucho más rubia.
Eso sí, dos años después, cuando cambiamos de década, sí que se podía observar cierto cambio en su aspecto físico. La joven aristócrata había ganado unos kilitos y eso se le notaba en la cara. Además, decidió dejar el rubio de lado, que probablemente le hacía el rostro más juvenil, para decantarse por una melena morena y larga. Aún así, durante ese año, le vimos con un aspecto muy parecido, sin grandes cambios y fiel a su estilo y a su esencia. Este siempre ha sido muy sofisticado y comedido, aunque sí que es cierto que, en algunas ocasiones, nos ha sorprendido con sus estilismos, como en los Premios de los 40 Principales en el año 2013.
Fue tres años más tarde, cuando Tamara sorprendió a todos. Acudió como invitada al photocall de una conocida marca de cremapara protegerse el sol. Ahí pudimos ser testigos de cómo su figura había cambiado por completo y, ahora, lucía con más curvas. Eso sí, la sonrisa y el buen humor nunca lo perdía. La joven explicó que le habían diagnosticado un problema de tiroides y que, por eso, había cambiado tanto su aspecto físico. También, confirmó que había vuelto a vivir con su madre y que en su casa “se comía muy bien”. El cambio físico se evidenció, también, en los Premios Marie Claire de ese mismo año, donde Tamara se decantó por un vestido rosa de efecto terciopelo ajustado. Sí que es cierto que la joven decidió tomar cartas en el asunto y cuidarse un poco más. Por eso, en el 2017, ya vimos cómo había perdido algunos kilos. Por eso, a finales de ese mismo año, pudimos ver cómo ya había recuperado totalmente su figura.
Además, en ese momento, Tamara se decantó por hacerse flequillo, lo que marcaba más las facciones de su cara. A partir de ese año, la aristócrata se decantó por una ropa mucho más holgada y ancha y quiso decir adiós a esos trajes y vestidos ajustados. Ahora, Tamara se encuentra muy cómoda con su aspecto físico y no duda en comentarlo en sus apariciones públicas. Lejos quedaron sus problemas de tiroides, que ya parecen totalmente controlados. Eso sí, el pasado mes de febrero presumía de abdominales en su perfil de Instagram.