El Palacio Municipal de IFEMA de Madrid daba el pistoletazo de salida a la temporada de galas de cine en nuestro país acogiendo en sus instalaciones la 28ª edición de los Premios Forqué. Una ceremonia en la que no falto un buen número de invitados y un acto de homenaje a Verónica Forqué, hija del director de cine que puso nombre a estos galardones, justo cuando se cumple un año de su fallecimiento.
El factor del tributo estuvo presente durante toda la entrega. Al inicio del acto, los miembros de El Consorcio, grupo musical encargado de poner la primera nota musical de la noche, hacían referencia a este icono del cine y a su talentosa familia. Gesto similar al que tuvo la cantante Ana Torroja, que se mostraba agradecida de participar en un evento en el “que se hace homenaje a un alma libre que quiso volar antes de tiempo”.
El momento más emotivo de la noche, no obstante, lo protagonizaron Antonio Resines y Silvia Abascal, que no pudieron reprimir las lágrimas al recordar a su amiga. “Ha hecho un año, hace tan solo cuatro días, que nos dejó alguien muy especial para todos los que formamos la familia del cine, y a los que simplemente nos gusta mucho el cine”, arrancaba un sentido discurso el actor mientras proyectaban imágenes de la Forqué en la pantalla del escenario.
“Empezó muy jovencita, con su padre, y después llegarían Almodóvar, Berlanga, Camus, Saura, Iborra, y muchos otros. Para mí ha sido un placer inmenso ser su marido, su novio, su hermano, su jefe y su amigo en la vida real”, se rompía Resines, que recibía un cálido aplauso de los asistentes, que tampoco pudieron reprimir las lágrimas al recordar la humanidad y profesionalidad de Verónica.
“En sus películas su pasión por contar la historia y la magia con que lo hacía traspasaba la pantalla. Pocos como ella se han ganado el respeto, la admiración y el cariño de la profesión y del público, que nunca ha dejado de estar a su lado. Un público que para que su presencia, su sonrisa, su voz y esa ingenuidad era mucho más que un motivo para acudir con ella a las salas de cine”, pedía con lágrimas en los ojos a Silvia que continuara ella con el homenaje.
“Los que tuvimos la suerte de trabajar con ella, de conocerla, de quererla, sabíamos que la magia que transmitía en pantalla estaba muy unida a su persona. Fuiste un ser muy especial, Vero, una compañera maravillosa y vas a ser siempre una estrella en el universo de nuestro arte. Esta noche te homenajeamos. Y por eso, porque te recordamos, porque nunca te vamos a olvidar”, concluía pidiendo a los presentes un momento de silencio en honor de la gran ausente para, acto seguido, dedicarle una estruendosa ovación.