La entrega de los Premios Oscar tiene lugar durante una gala en la que las emociones están a flor de piel. Hasta el punto que es casi habitual que cada año se produzcan situaciones sorprendentes que al día siguiente son comentadas en prensa o redes sociales por todo el mundo. En ocasiones, las anécdotas no resultan del todo agradables, y esas son precisamente las que a veces parece que recordamos con más fuerza. No sabemos aún qué nos deparará la gala de este año, pero no nos la queremos perder mientras hacemos nuestras apuestas sobre qué película, actor o actriz ganará la preciada estatuilla. Mientras, queremos recordar contigo los momentos más incómodos de la historia de los Oscar, y prepararnos para todo lo que nos deparen este año.
“Blancanieves y los siete enanitos” consiguió el Oscar a la mejor banda sonora original en 1937 y un premio especial para Walt Disney. Menos mal que el creador no pudo ver el terrible número musical que protagonizó una supuesta Blancanieves en 1989, con Rob Lowe y Merv Griffin que todos quisieron sacar de sus cabezas lo antes posible.
Es historia de los Premios Oscar la gala en la que Marlon Brando debería haber recogido la estatuilla por su papel de Corleone en “El Padrino”. En su lugar subió al escenario Sacheen Littlefeather, una activista que rechazó el premio en nombre del actor y transmitió su protesta “por el tratamiento que la industria del cine da a los nativos".
Ese año la gala fue presentada por el actor británico David Niven, que vio interrumpidas sus palabras por la aparición de un hombre llamado Robert Opel, que se coló desnudo en el escenario. Seguramente buscaba su minuto de gloria, pero David Niven no se la concedió con su comentario: "Es una lástima que, para hacer reír, este señor no tenga más remedio que mostrarnos sus menudencias"
Las reacciones al ganar un Oscar pueden ser sorprendentes, como la que tuvo el actor Jack Palance que, a sus 73 años, recogió la estatuilla y deleitó a todos los asistentes con una sesión de flexiones en el escenario. Las risas no faltaron, pero tampoco la incomodidad.
"Bowling for Columbine" fue la gran película documental de ese año, y el Oscar para Michael Moore era más que merecido. Eso sí, el director no desaprovechó su oportunidad al recoger el galardón y expresó su descontento con el presidente George W. Bush y su gobierno, que habían llevado al país a participar en la guerra de Irak.
Arremeter contra unos presentadores que intentaron hacerlo lo mejor posible no es fácil, pero es que nadie pudo salvar ese año a la pareja formada por Anne Hathaway y James Franco, considerados los peores anfitriones de la historia de los Oscar. Un mal guion, chistes malos y la falta de química entre ellos fue lo más comentado de la gala.
Idina Menzel no es solo la voz de la famosa Elsa de “Frozen”, sino posiblemente la actriz de musicales más famosa del mundo. Aún así, John Travolta fue incapaz de decir bien su nombre cuando la anunció para cantar “Let it go” en directo. En esa gran noche, fue presentada ante todos como “Adele Dazeem”.
Hay errores que nadie quiere cometer, como equivocarse el nombrar a la ganadora del Oscar a Mejor Película. Pero Warren Beatty y Faye Dunaway lo hicieron, y nombraron triunfadora de la noche a “La La Land”. Fue en pleno discurso de agradecimiento cuando se dieron cuenta de la equivocación y anunciaron que la película que había ganado era “Moonlight”.
El “In Memoriam” es uno de los momentos más emotivos y solemnes de la gala, pero todo puede cambiar cuando aparece la imagen de una persona viva en la pantalla. El nombre era el correcto, el de la diseñadora de vestuario fallecida Janett Patterson, pero la imagen era de Jan Chapam, una productora australiana que estaba vivita y coleando.
Decir que este es un momento “incómodo” posiblemente se queda corto. Por ser tan reciente y por la repercusión que tuvo, no necesita casi presentación. Chris Rock era el presentador de la gala e hizo un chiste sobre la alopecia de la actriz Jada Pinkett Smith al decir que estaba deseando verla en 'La teniente O'Neil 2'". La terrible reacción de Will Smith fue subir a darle una bofetada a Rock. La guinda del pastel fue cuando Smith subió a recoger el Oscar a Mejor Actor y pronunció un discurso vergonzoso con el que pretendía justificar lo que había pasado.