{{#section.link.href}}
{{section.link.title}}
{{/section.link.href}}
Por primera vez tras veintitrés años, los premios Grammy Latinos salen de Estados Unidos. Sevilla ha sido el destino elegido para una edición histórica y con fuerte sabor español. En la última semana, la capital andaluza se ha llenado de grandes estrellas de la música latina y de celebrities en general. Entre los grandes protagonistas, Laura Pausini, reconocida como Persona del Año; Rosalía, que ha abierto la gala interpretando 'Se nos rompió el amor' y se ha reencontrado con Rauw Alejandro; Shakira, que bate récord con tres temas en la categoría de Mejor canción del año; o Pablo Alborán, uno de los más nominados. Y muy especialmente, Alejandro Sanz, en su regreso a España.
El cantante ha vivido unos últimos meses complicados. Fue en mayo cuando saltaron las alarmas entre sus seguidores, después de que el cantante publicase un mensaje en sus redes sociales reconociendo no estar atravesando un buen momento y admitiendo que, a veces, no quiere "ni estar". En junio supimos de su ruptura con Rachel Valdés tras más de tres años de relación. Hace solo unas semanas, se difundió que había sido declarado en rebeldía tras no pagar una deuda de tres millones de euros, debido a la ejecución de una sentencia dictada por la Corte de Miami.
La expectación con respecto a su llegada a España, especialmente debido a este último punto, era máxima. Y Sanz ha regresado por todo lo alto, pisando la alfombra roja previa y, posteriormente, actuando sobre el escenario del Palacio de Congresos y Exposiciones de Sevilla (Fibes), donde ha interpretado su mítico 'Corazón partío', acompañado de un coro y un cuerpo de bailarines flamencos.
Muy llamativo ha sido el discurso inicial del cantante madrileño, que ha empezado a pronunciar al inicio de su actuación. Alejandro ha comenzado a hablar, saludando al público y reconociendo que hay tres cosas que le hace sentir especialmente orgulloso: "ser español, músico y miembro de la Academia Latina de la Grabación", ha citado. Pero entonces y sin aparente explicación, ha parado de hablar, visiblemente incómodo mientras se escuchaban gritos del público de fondo.
"Volvemos al principio", ha anunciado a continuación, dando la bienvenida a Sevilla. Sanz ha hecho una referencia explícita al poder de la música para sobrellevar las situaciones complicadas. "Es en los momentos buenos y en los no tan buenos un faro de esperanza", ha reconocido, señalando también que "la considera la voz de la belleza, la paz y la hermandad en medio del ruido y el dolor". "La música tiene ese poder y puede curar cualquier corazón partido", ha confesado al cerrar su discurso.