Un temor habitual entre los actores es a ‘encasillarse’, triunfar tanto con un determinado personaje que sea imposible que el público pueda verles fuera de ese rango, lo que hace muy difícil ampliar su carrera, seguir creciendo profesionalmente y que nuevos retos lleguen a sus manos. Parecía que esto es lo que iba a suceder con Mario Casas, convertido al principio de su carrera en ídolo adolescente, en el macarra que le roba el corazón a su compañera de reparto, tal y como sucedía en uno de los grandes éxitos de su carrera, 3 metros sobre el cielo.
Por suerte para Casas, nada más lejos de la realidad, porque gracias a su tesón y su trabajo ha demostrado no solo ser un actor de categoría, también serlo en diferentes rangos, desde la comedia al drama, pasando por el cine de acción. Un esfuerzo actoral que también ha llegado de la mano de algunos cambios físicos, propiciados por los personajes a los que ha ido interpretando, muy diferentes entre sí en su forma de ser, pero también en su apariencia.
Mario Casas ha demostrado a lo largo de su carrera que ningún papel es pequeño y que en todos puede poner toda la carne en el asador. Él está dispuesto a entregarse en cuerpo y alma, sobre todo en lo primero, porque no ha dudado en cambiar su apariencia física si el guion así lo exigía. Ha habido ocasiones en las que ha tenido que ganar masa muscular, y así lo ha hecho, pero tampoco lo ha dudado si lo que tocaba era perder peso.
Esto es algo que se ha puesto de manifiesto más ampliamente desde 2016, cuando el actor tuvo que aumentar su masa muscular para protagonizar Toro, donde daba vida a un ex recluso que sale de prisión tras cumplir cinco años de condena. Algo similar a lo que sucedió en 2017, cuando rodó Bajo la piel del lobo, donde daba vida a un trampero que es el último habitante de un pueblo en las montañas.
Las cosas fueron totalmente diferentes en 2018, cuando tuvo que perder 22 kilos para El fotógrafo de Mauthausen. Para la preparación de esta película pasó mucha hambre e incluso pudo llegar a poner su salud en riesgo. “En un momento dado, mi doctora me dijo que parara, que ya no podía seguir bajando, pero decidí seguir", explicó sobre el proceso en una entrevista para Hoy por hoy.
Dos años después, de nuevo tuvo que enfrentarse a un cambio físico y fue por la película El Practicante, se preparó a conciencia tanto física como psicológicamente para dar vida a una persona parapléjica. La intención del actor era mostrar una imagen similar a la del actor Christian Bale en El maquinista, donde su apariencia física refleja su lado más emocional y su delgadez muestra cómo se va consumiendo en todos los aspectos.
El actor es consciente de que estos cambios físicos hay que hacerlos de manera segura, porque de otro modo pueden dejar secuelas, físicas y psicológicas, él siempre ha cuidado su físico, comer sano y hacer deporte, pero hay momentos en los que su profesión le lleva al extremo.
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