Este sábado se celebra la XXXVI edición de los Premios Goya, la entrega de galardones más importantes del cine español. Cientos de estrellas de la industria y del espectáculo han pasado por la alfombra roja del valenciano Palau de les Arts Reina Sofía, en una exhibición de arte, talento y glamour a raudales. Javier Bardem y Penélope Cruz, que han vuelto a hacer historia con su última nominación conjunta a los Oscar, llegaban a este evento por separado: él junto al director y productor de ‘El buen patrón’ –la gran favorita de la noche-, y ella del brazo de Pedro Almodóvar.
El matrimonio posaba ante los fotógrafos con los otros dos nominados españoles a los Oscar: el animador Alberto Mielgo y el compositor Alberto Iglesias. Por separado e ilusionados con la fiesta del cine español, Penélope y Javier atendían a los reporteros de TVE, aprovechando ambos sus intervenciones para mandar un cariñoso mensaje a Leo y Luna, sus dos retoños: “Les mando un beso a mis hijos que me están viendo”, dijo el canario. “Quiero mandar un beso a mi hijo y a mi hija ya que estoy en directo, un besito muy grande”, hacía lo mismo su mujer minutos después.
Había dudas serias sobre la presencia de ambos en la entrega después de que se hiciera público que el matrimonio, en plena temporada de galardones y nominaciones, había hecho un pacto para evitar que su ausencia en casa trastocara la vida de los menores. Concretamente, en los Premios Feroz, el ganador de un Óscar explicaba la notable ausencia de su mujer: “Hemos decidido que fuese uno el que viniese para que otro se quedara en casa. Si nos lo llevamos los dos, hay uno que tiene la orden de recibirlo”, aseveró entonces.
Este sábado, los dos actores se han saltado esta norma no escrita y han deslumbrado a todos con su presencia en la alfombra roja. Pe ha brillado con un sofisticado diseño de Chanel, firma de la que es embajadora desde hace cuatro años: un vestido violeta de sutil tonalidad con pequeños bordados de flores blancas y rojas. La parte superior de esta prenda es un top ajustado a la silueta de la actriz y de la cual parte una gran falda con vuelo que simula la silueta de un cancán. Bardem, por su parte, apostaba por un total look azul marino a través de un traje clásico de Ermenegildo Zegna.