Una de las sorpresas que ha dejado la alfombra azul de la gala de los Goya ha sido la apuesta por la naturalidad de la actriz Sara Sálamo. Conocida por su activismo feminista, criticado y alabado a partes iguales, ha vuelto a usar su imagen como altavoz para reivindicar la naturalidad y la aceptación.
Ni sombra de ojos, ni base de maquillaje, ni máscara de pestañas, ni rojo de labios. Sara Sálamo acudía a la gala de los Goya con la cara lavada y radiante, eso sí. Un no ‘makeup’ real que ha combinado con una larga melena peinada con ondas rotas.
El look de la actriz, que ha apostado por un vestido semitransparente estampado de flores firmado por Armani que ha combinado con joyas de Rabat y sandalias de tiras de Steve Madden busca fomentar la naturaleza y la naturalidad.
Pero sin duda la elección de no ir maquillada a la gala es la que mayor expectación ha despertado en la alfombra roja, por poco habitual a pesar de que mujeres como Alicia Keys llevan años negándose a posar con una sola gota de maquillaje.
Ella misma lo explicaba en su cuenta de Instagram como una decisión meditada, consecuencia de la preocupación por “cómo utilizamos el altavoz que tenemos” y, desde que es madre, la preocupación por “qué reciben nuestros jóvenes a través de las redes sociales y qué tipo de referentes tienen… La llegada de los filtros y las cirugías estéticas financiadas (incluso a menores) me da mucho miedo”.
Probablemente, por el hecho de ser madre, a su preocupación añade una reivindicación y un deseo: “Con este gesto solo quisiera reivindicar la naturalidad y la aceptación de uno misma para que podamos sentirnos cómodas sin artificios. Y que el maquillaje, la moda o la belleza sean un accesorio y un juego, sin volvernos víctimas de ello”.