Qué bien sienta el verano, sobre todo a nuestra mente. Los días largos, la buena temperatura y, cómo no, las vacaciones propiamente dichas, son una invitación en toda regla a disfrutar de la vida. Los días en la playa, los chiringuitos, las cenas con amigos y las actividades al aire libre inundan nuestra agenda veraniega, y la mente se relaja como no lo había conseguido el resto del año.
El problema es que el cambio de rutina (o la falta de ella) puede causar estragos en nuestra salud. Solemos abandonar el ejercicio físico y tendemos a comer peor porque tendemos a despreocuparnos de casi todo. Por eso, y para que estos meses no terminen por pasarte factura, aquí tienes los buenos hábitos para la salud que debes tener en cuenta en verano. Te aseguramos que con ellos podrás seguir disfrutando tanto como quieras.
Mantener unos niveles óptimos de hidratación es imprescindible en verano. Las altas temperaturas nos exigen beber más agua que el resto del año. Si no es así, nuestro organismo se resiente, y es más propenso a experimentar cansancio, dolores de cabeza o golpes de calor. Bebe dos litros de agua al día y ayúdate con infusiones frías. Tu cuerpo te lo va a agradecer.
Protección, protección y más protección. Un SPF 50 debe ser tu compañero inseparable en verano, y si estás en la playa o la piscina aplícalo de nuevo cada dos horas. No hay excusas, y es la única forma de evitar el daño que los rayos UV provocan en la piel, como manchas, quemaduras, envejecimiento prematuro y cáncer.
Sabemos que el calor no ayuda a la hora de entrenar. Pero no por eso debes dejar de moverte en verano. Cambia la rutina y busca deportes que sean más apetecibles en verano, como nadar o montar en bici. Evita las horas centrales del día y adapta tus rutinas durante los próximos meses, pero no dejes de lado el ejercicio físico.
Por lo general en verano llevamos un ritmo de vida más relajado y nuestro cuerpo no necesita consumir tanta energía. Es el momento de aprovechar para enriquecer nuestra dieta con todo tipo de frutas y hortalizas, aumentar el consumo de pescado y disminuir el de carne.
No te vamos a decir que prescindas de los helados, el tapeo o los mojitos en la playa. Pero no pueden convertirse en tu día a día en los próximos meses, sobre todo si no quieres perjudicar tu salud cardiovascular, aumentar el colesterol o empezar el otoño con unos kilos de más. No renuncies, ni mucho menos, a esos placeres culpables, pero asegúrate de que lo haces de manera ocasional.
El verano es una época en la que somos más propensos a determinadas infecciones. Un gesto como mantener el bañador húmedo demasiado tiempo puede causar la aparición de hongos y bacterias en la zona íntima. Y procura llevar el calzado adecuado cuando salgas del agua, sobre todo en las piscinas, porque los pies también son un objetivo fácil para todo tipo de hongos.