Cada uno nos acostamos con una postura concreta pero lo normal es que a lo largo de la noche hayamos pasado por distintas posiciones. Si se le pregunta a un experto en sueño cuál es la mejor para dormir suele explicar que no hay una ideal para todos en general. Lo que existen son ciertas formas de tumbarnos sobre el colchón gracias a las cuales al día siguiente no se acusan dolores de espalda o de cervicales. Los especialistas en neurofisiología también destacan que ante algunas enfermedades o afecciones e incluso durante el embarazo se aconseja mantener determinadas posturas.
Otro aspecto que siempre se trata antes de pasar a concretar posturas es la higiene del sueño, es decir, esas costumbres que tal vez sean las menos adecuadas para conseguir dormirse. Una cena abundante, el estrés, siestas muy largas de más de veinte minutos, la utilización de la tecnología o ver la tele en la cama, hacer ejercicio antes de acostarse, fumar, tomar café o bebidas con cafeína o estimulantes impiden conciliar el sueño por mucho que la postura sea la más aconsejable.
La higiene del sueño significa acostumbrarse a llevar una rutina que favorezca dormirse cuanto antes y plácidamente y para ello tal como aseguran los profesionales hay que cenar poco y pronto y, además, unas horas antes de irse a la cama tomar solo bebidas relajantes, leer, escuchar música tranquila, bajar la intensidad de las luces, meditar contra el estrés…
Volviendo a las posturas, los médicos aseguran que las mejores que ayudan a conciliar el sueño son dos:
A su vez, insisten en que la menos aconsejable es la decúbito prono o boca abajo. Sin embargo, ante un estado sano de salud cada uno debe colocarse como le pida el cuerpo, teniendo en cuenta que la noche es larga y probablemente se hará un repaso de todas las posiciones posibles.
Lo que sí sucede es que una mala postura de alguna zona del cuerpo mantenida durante muchas horas puede hacer que al día siguiente se esté resentido. Por ejemplo, colocar de forma anormal el cuello debido a una almohada inadecuada acaba provocando dolor en las cervicales. Precisamente, la almohada debe proporcionar una alineación de la posición de la cabeza y el cuello similar a la que se mantiene cuando se está de pie, cosa que no aportan algunas demasiado finas o aquellas muy gruesas.
También es importante cómo se colocan los brazos. En los casos en los que sobresalen de la cama se genera una compresión de los nervios de las extremidades superiores, como cuando se da una parálisis compresiva del nervio radial por un apoyo constante de un brazo sobre el borde del colchón.
Por otro lado, existen enfermedades en las que los profesionales recomiendan las mejores formas de acostarse para reducir o calmar sus síntomas. A continuación, enumeramos esas dolencias junto a su postura más recomendable para dormir: