La capacidad de ser creativos está en todos nosotros. Es un potencial maravilloso que nos permite afrontar la vida, en cualquier circunstancia con una perspectiva valiosa y sorprendente. Pero es bastante comprensible que las rutinas de casa, trabajo, etc. nos hagan pensar que nuestra creatividad está en horas bajas. La buena noticia es que podemos hacerla resurgir en cualquier momento si nos ponemos manos a la obra y, además, de una manera de lo más entretenida. Toma nota de estas actividades y manualidades para desarrollar tu creatividad en tu día a día y descubre cómo puedes mirar la vida desde ángulos que antes no eras capaz de imaginar.
Para que la creatividad haga acto de presencia hay que poner a trabajar el cerebro y, a ser posible, sorprendiéndolo con estímulos inesperados. Algo tan sencillo como usar la mano izquierda, si eres diestra, en determinadas tareas, o viceversa. Puede parecer que el esfuerzo lo está haciendo tu mano, pero en realidad es tu cerebro el que se activa. El mismísimo Leonardo da Vinci aprendió a pintar con las dos manos cuando se lesionó la derecha de niño.
Las rutinas nos hacen la vida más fácil, es cierto, pero también menos estimulante. Nos acostumbramos de manera irremediable a hacer las mismas rutas para ir de casa al trabajo o lugares habituales, como el gimnasio o el supermercado. Prueba a hacer estos mismos recorridos por nuevas rutas, para que tu cerebro descubra nuevas asociaciones y genere nuevos puntos de vista. También es muy positivo para desarrollar la creatividad viajar a sitios nuevos o visitar lugares de tu ciudad que no conozcas o a los que no vayas habitualmente.
El término lettering hacer referencia al arte de dibujar a mano letras de manera creativa. Es un tipo de dibujo en el que el objeto son las letras del abecedario, y las posibilidades son tantas como tu creatividad determine. Puedes empezar fijándote en propuestas ya hechas, y a partir de ahí ir descubriendo cómo te apetece escribir. No tiene nada que ver con tener buena o mala letra, sino con atreverte a dibujar. Solo necesitas rotuladores de diferentes grosores y colores, un folio en blanco y paciencia para dejar volar libre tu imaginación.
Es posible que asocies el hecho de pintar mandalas a la relajación, la meditación y la concentración. Y todo eso es cierto, por lo que solo por estas razones ya es recomendable tener a mano un mandala para pintar. Pero además, ese estado de relajación y concentración que alcanza el cerebro es el óptimo para que avance hacia la creatividad y la apertura mental a nuevas posibilidades.
El origami o papiroflexia goza de una buena fama que es del todo merecida. La imaginación, la concentración y la coordinación que hace falta para elaborar hasta la figura más sencilla con papel es todo un chute de estímulos para el cerebro. Además, acabar cada figura es muy satisfactorio y relajante al mismo tiempo. Papel, tijeras y un libro o tutorial de internet que te sirva de guía es todo lo que necesitas.