A medida que pasan los años, perder esos kilos que consideramos que hemos cogido de más se convierte, sin duda, en todo un sacrificio. Además, tal y como explican los expertos, según cada década que se suma a nuestra edad el gasto energético se reduce un 5% y, una vez llegados los 50, la cifra se duplica hasta el 10%, razón por la cual comienzan a caer la barriga o los mofletes.
Del mismo modo, nuestro estilo de vida cada vez es más sedentario, algo que combinado con una escasez de sueño reparador como consecuencia de la rutina establecida supone un gran problema a la hora de perder peso.
En primer lugar, siempre es necesario contar con ayuda profesional por parte de un especialista que controle las dietas que quieres adoptar en tu día a día, así como el resto de alternativas disponibles para adelgazar ya que difieren mucho entre distintos individuos y lo que a alguien puede servirle y ayudarle, quizá pueda suponer un inconveniente para el resto.
En segundo lugar, es necesario que se produzca una estabilidad en el eje intestino-cerebro, definido como “un sistema de comunicación bidireccional cuyo equilibrio está regulado por la homeostasis orgánica”, es decir, el estado de equilibrio necesario entre todos los sistemas de nuestro organismo para que sus funciones se desarrollen correctamente y sobrevivir.
Sin embargo, según la experta en nutrición y farmacia Marián García, más reconocida como Boticaria García, a esta combinación habría que añadir un tercer factor: el músculo.
Para ello, debes tener en cuenta los alimentos que contiene tu plato antes de realizar una comida y de la cual ella misma proporciona una serie de pautas sobre la cantidad recomendada y necesaria de unos y otros nutrientes. También es importante llevar a cabo técnicas mindfulness o conseguir una atención plena y consciente a través de ejercicios que te permitan saborear tu comida y notar los sentimientos que surgen a lo largo de tu almuerzo. Además, es necesario combinar lo anterior y lo que la especialista señala en profundidad en las imágenes con el ejercicio físico, en cuya rutina debemos incluir el peso, que aumentará tanto la fuerza como la resistencia muscular.
Para finalizar, siempre debemos anteponer las palabras y pautas que el profesional médico asignado crea conveniente en cada caso.