Pocas tienen en su currículum el título de 'supermodelo'. Para eso hacen falta años, hoteles, maletas sin deshacer, ausencias y mucho compromiso que no entiende de domingos ni de fiestas de guardar. Desde los 17, a Ariadne Artiles le tocó dejarse el pellejo por una profesión que no le permitía parar. Era top model, ¿cómo iba a desaprovechar esa oportunidad? Hasta que fue ella misma la que decidió frenar en seco.
Siempre había querido ser madre, pero el ruido de los que repetían que debía "aprovechar el momento" era demasiado fuerte como para no escucharlo. "Un día me di cuenta de que la vida se me estaba pasando sin lograr lo que más deseaba". Y en ese momento cayó en que no, que "el tiempo no vuelve".
El proceso no fue sencillo. Sus problemas con la tiroides pospusieron su idea de quedarse de embarazada junto a Pepe, su chico desde hace más de una década. Llegó a tener un aborto. Y tras asumir que esto era parte del proceso, en 2018 lo consiguió. Tras nueve meses de disfrute y mucha expectativa, llegó su hija Ari, su cómplice, a la que en nada convertirá en hermana mayor de las gemelas que espera. Y es a ella a quien le dedica 'Pura vida', un libro en el que, además de plasmar a la Artiles vulnerable, nos demuestra lo bien que se está cuando uno aprende a cuidarse.
Pregunta: Tu libro arranca con una pregunta. ‘¿Comer sano está de moda?’. Pero tú vas mucho más allá. ¿Cómo convencerías a alguien que esté en el polo opuesto a ti en cuanto a hábitos a que siguiese tu estilo de vida?
Respuesta: Cuidarse a uno mismo empieza por el amor propio. Mucha gente no se gusta o rechaza su físico y a la vez se siente mal, entonces piensan: “De perdidos al río”, y se sientan frente al sofá a ver pelis y comerse todo lo que sacie su ansiedad, que más tarde le hará sentirse aún peor y es una rueda que nunca acaba.
Cuando uno decide hacer algo por uno mismo y empezar a quererse y a cuidarse pasa lo mismo, pero en el caso contrario. La comida que ingerimos afecta directamente a nuestro estado de ánimo con lo que sólo tenemos que querer hacer el cambio de dejar de castigar nuestro cuerpo para empezar a cuidarlo.
Es más fácil cuando alguien descubre alguna enfermedad o patología. Desgraciadamente es cuando uno se asusta y toma cartas en el asunto. Lo ideal es que esto no llegue a pasar y seamos capaces de hacerlo por amor propio. Cuando uno empieza a hacer pequeños cambios, todo se va modificando dentro de nosotros y en nuestro alrededor.
Hay que preguntarse cuánto tiempo queremos estar aquí y, si durante ese tiempo, queremos estar de la mejor forma posible o sufriendo. Yo creo que a la mayoría de nosotros nos gustaría estar en esta vida el mayor tiempo posible y, más aún, estar bien durante ese tiempo. ¿Y eso cómo se consigue? Únicamente con unos buenos hábitos saludables. No hay más.
P: Siempre se ha ligado tu profesión con no salirse de los cánones de belleza. Incluso muchas compañeras han sufrido problemas por estas presiones, especialmente relacionados con la alimentación. ¿Para ti ha llegado a ser una obsesión? Parece que tu relación con la comida es todo lo contrario a tóxica.
R: Al contrario de lo que piensa mucha gente, la mayoría, que no quiere decir todas las modelos, pero sí la mayoría, llevan una vida saludable o tienen una buena genética que les permite mantenerse en su peso con poco esfuerzo, sobre todo, cuando éramos muy jóvenes.
Lo que pasa es que las modelos cultivan su cuerpo como lo hacen los futbolistas, se cuidan durante todo el año porque viven de ello. Con una buena alimentación y deporte diario es fácil mantenerse en forma. Así lo vemos en los deportistas y lo mismo pasa con las modelos.
Luego hay casos de personas que no tienen una talla 36 sino la 40 y quieren tener una 36 para poder hacer los desfiles de París y eso es espantoso. Por suerte eso hoy ya está cambiando.
De todas formas, cada uno debe ser consciente de sus límites y aceptarlos. Yo no podría ser jugadora de baloncesto porque no tengo altura o luchadora de sumo porque nunca conseguiría ese peso por más hamburguesas que me comiera. Cada uno debe conocer sus límites y aceptarse como es. Hay lugar para todos, pero no todos podemos estar en todos los lugares.
P: El capítulo 6 lo titulas ‘Lo que el cuerpo necesita’. Me gustaría que ahondases un poco en tu experiencia con el ayuno intermitente, que para algunos es algo muy reciente pero es algo que llevas practicando muchos años, descubriendo sus beneficios antes de que se popularizase.
R: La comida siempre la hemos utilizado para nutrirnos, hasta ahí estamos de acuerdo, y si damos marcha atrás, al principio sólo era para sobrevivir. Comíamos 2 veces al día con suerte, pero desde que los alimentos se han convertido en una industria gigante nos han dicho que comamos a todas horas. Que esto es lo correcto.
Hago el ayuno de la naturaleza, el que me pide el cuerpo. Nunca me ha pedido comer desde temprano y nada más levantarme no tengo hambre. Simplemente escucho a mi cuerpo y me dejo llevar.
Llevo haciéndolo de esta manera desde que tengo uso de razón. Por eso nunca me he creído eso de que el desayuno es la comida más importante del día. Para mi, lo son todas. Todo alimento que entra en nuestro cuerpo es igual de importante, sea la hora que sea.
P: ¿Sigue costando quitarle la connotación negativa al concepto de ‘dieta’? En ‘Pura vida’ demuestras que no tiene nada que ver con pasar hambre o renunciar eternamente a disfrutar de lo que comemos.
R: No me gusta nada la palabra 'dieta'. De hecho, todo el que me conoce sabe que no entra dentro de mi vocabulario. Privarte de ciertos alimentos durante cierto tiempo es algo que no funciona. Sencillamente te acaba creando más ansiedad y lo único que se consigue finalmente es un efecto rebote. Nadie puede estar toda la vida a dieta. Por eso, tal y como explico en mi libro, la clave está en crear unos hábitos de vida saludable adecuados y que duren para siempre.
P: ¿Recuerdas ese momento en el que tu cabeza hizo clic y descubriste que el yoga iba a ser fundamental en tu vida?
R: Uf, sí, fue hace ya más de 10 años… Me fui a vivir a Nueva York donde, gracias a una amiga, descubrí el centro de yoga Jivamukti. Siempre había pensado que esta disciplina no sería para mi, pues yo soy un culo inquieto y erróneamente pensaba que el yoga era demasiado tranquilo y que no iría conmigo. Pero me equivoqué. Aquella práctica me abrió los ojos y nunca más pude desprenderme de ella. El yoga me ha beneficiado en todo, por fin encontré una solución a los dolores, a mi debilidad y a la angustia que esta me producía.
P: ¿Crees que se juzga en exceso a las madres? ¿Te has sentido así en algún momento? Parece que algunas personas tienen un manual de instrucciones para ser la madre perfecta, que se dan el derecho a darte lecciones en este sentido.
R: Eso es algo que siempre ha sucedido y es muy difícil que cambie. Es una pena porque, hasta que no eres madre, no te das cuenta de lo dolorosos e incómodos que pueden llegar a ser algunos comentarios.
Claro que me he sentido así alguna vez. Con el paso de los años, como es natural, hay técnicas y formas de hacer las cosas que evolucionan, por ejemplo, el BLW (baby led weaning) del que, por cierto, os hablo largo y tendido en Pura Vida. Esto, hoy en día, sigue siendo un disparate para muchas madres de antaño e, incluso, para algunas de las de ahora. Pero, como siempre digo, cada madre y padre sabe lo que es mejor para su hij@.
P: En el libro eres muy valiente a la hora de hablar del aborto que sufriste antes de tener a Ari. ¿Hemos roto tabúes al ‘atrevernos’ a hablar de estas situaciones con naturalidad? Hace unos años sería inimaginable afrontarlos como tú lo haces en ‘Pura vida’.
R: En 'Pura Vida' he querido compartir mi propia experiencia por si puede servir de ayuda a alguien más. No es una situación nada fácil pero parece que si no la cuentas no existe y, desgraciadamente, es algo que le pasa a muchísimas mujeres. Creo que haciéndolo público nos apoyamos más entre nosotras y nos sentimos menos solas.
P: Otra cuestión que no suele tratarse, más en tu profesión, es esa presión por el hecho de que ser madre te afecte en lo profesional. A ti te coincidió en tu mayor pico de trabajo, tal y como explicas perfectamente en el libro. ¿Cómo gestionaste ese dilema? Porque hacer este tipo de ‘sacrificios’, ya sea en un sentido o en el otro, no debe ser nada fácil de asumir.
R: Tengo la suerte de tener este trabajo que me ha permitido vivir plenamente mi maternidad, pero soy consciente de que falta mucho por hacer. En @lavidamadre no paro de leer testimonios de muchas mamis que, con la situación de ahora, se ven obligadas a reducir sus jornadas laborales y, por tanto, sus salarios, o incluso a dejar definitivamente sus trabajos por falta de conciliación. Todavía queda mucho por hacer.
Pero sí, en mi caso, tal y como cuento en el libro, tan solo dos meses después de dar a luz me fui a trabajar a Marruecos para una campaña que había firmado hacía un año y que no podía cancelar. Entre toma y toma me extraía la leche que podía, pero entre algunas tomas pasaba de tener una talla 90 a una 150. Al menos pude trabajar y saqué adelante la campaña. Regresé a casa sin ningún problema y, lo más difícil y doloroso de todo, sin lugar a dudas, fue separarme de Ari tan pequeñita.
P: También hablas del posparto. ¿Te parece importante desmitificar esas recuperaciones milagro que tanta desazón provocan en muchas madres? De nuevo nos encontramos con presiones en torno a la maternidad...
R: Cada cuerpo tiene un proceso y tu solo tienes que adaptarte al tuyo. Tras dar a luz nuestro cuerpo necesita un tiempo para volver a su anterior estado, por eso lo primero que debemos hacer es concienciarnos de que este es un proceso lento y debemos tener paciencia. En mi caso han sido 2 años pero nunca recuperamos el mismo cuerpo de antes, eso no es cierto para nadie.
P: Y me gustaría que me hablases de Ari. Sé que en el libro lo expresas muy bien pero, ¿podrías decirme en pocas palabras que ha significado ella en tu vida? ¿Qué lección te llevas de la experiencia de ser madre?
R: Cuando eres madre descubres una fortaleza enorme dentro de ti que hace afrontarlo todo de otra manera. Ari es el centro de todo y las prioridades cambian absolutamente. El placer de haber formado mi propia familia es inexplicable. Tengo la suerte de tener una niña maravillosa, Ari es la niña más especial que nunca hubiera imaginado y todo lo que hace por y con nosotros es mágico.