Para muchas personas, la hora de irse a dormir es el inicio de un ritual escasamente deseado. Es el momento de dar vueltas y más vueltas en cama, esperar a que llegue el sueño y que no lo haga y estresarse ante todas esas horas de reposo que se nos escapan. De hecho, y según cálculos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), entre el 20 y el 48% de la población adulta en España tiene problemas para quedarse a dormir o para mantener el sueño.
Ante la frustración, no pocas de esas personas se dicen que mejor echar mano de un remedio. Las listas de trucos para dormir mejor son muy larga (desde infusiones para relajarse, a técnicas virales), pero también lo es la oferta de suplementos que prometen ayudarnos a conciliar el sueño. Ahí es donde entra en juego la melatonina y su consumo ha ido subiendo en los últimos años. No tenemos números concretos, pero todas las pistas señalan en esa dirección.
Desde la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), indican que se han incrementado las ventas de productos para el sueño, donde se incluyen los suplementos de melatonina. “Uno de los complementos de melatonina más populares casi triplicó su comercialización en 2021 y en 2022 aumentó un 18% adicional respecto al año anterior”, apunta Jesús Pujol, médico de familia y miembro del grupo de trabajo de Neurología de la semFYC. Rybel Wix, la doctora coordinadora del grupo de sueño del hospital La Princesa (Madrid) y miembro del grupo de insomnio de la Sociedad Española del Sueño (SES), confirma que, aunque no hay estudios publicados sobre la prevalencia de su uso en España, sí se sabe que “ha aumentado significativamente los últimos años”.
Un paseo por una farmacia cualquiera permite comprobar el amplio abanico de presentaciones ya disponibles. Hay gominolas, espráis, gotas o cápsulas, toda clase de productos que prometen hacernos dormir mejor y que parecen bastante inofensivos. Sin embargo, como confirma Pujol, la melatonina “no es tan inofensiva como mucha gente cree”. “Aunque tiene beneficios para el sueño, su uso debe ser cuidadoso y controlado”, señala.
Pero ¿de qué hablamos exactamente cuando hablamos de melatonina? “Es una hormona que nuestro cuerpo produce naturalmente para regular el ciclo del sueño-vigilia”, explica Pujol. “Como suplemento, puede ayudar a conciliar el sueño, pero no es una ‘pastilla para dormir’ como muchos piensan erróneamente”, apunta.
En España, las presentaciones de más de dos miligramos solo se pueden comprar como medicamentos, lo que, como confirman los expertos, necesita receta. Al ser una medicina, está sometida a controles farmacéuticos sobre su calidad y eficacia (y puede ser muy eficaz en diferentes tratamientos médicos, pero, claro está, dentro de una pauta marcada por el personal sanitario). Por el contrario, los productos sin receta son suplementos, lo que hace que no estén sometidos a tantos controles para medir su eficacia.
Una de las cosas que se hacen mucho en redes sociales es comparar los suplementos que se venden en España con los que se comercializan en otros países. Los de Estados Unidos son “mejores”, se dice, tienen cifras más altas. Con todo, los profesionales sanitarios puntualizan esas ideas. La doctora Wix señala que dosis más altas no se traducen necesariamente en más efectividad. De hecho, apunta, los resultados de esos suplementos de liberación inmediata estadounidenses (y sin receta) muestran “efectos inconstantes” a la hora de tratar el insomnio, frente a la melatonina de liberación prolongada que es la que se vende en Europa con receta y para tratar a corto plazo el insomnio primario.
Pero, volviendo a si es o no inocua, el doctor Pujol recuerda que puede interactuar con otros medicamentos (algunos de uso tan común como anticonceptivos), tener efectos secundarios como náuseas o cefaleas o contraindicaciones para algunas personas, como un potencial empeoramiento de los síntomas del asma. Por eso, en realidad, no es buena idea automedicarse sin ningún tipo de control médico.
Además, y aunque la melatonina no genera dependencia, sí tiene otras ramificaciones cuando nos acostumbramos a tomarla todos los días. Los expertos médicos señalan que puede llegarse a inhibir la producción natural de la hormona por nuestro propio cuerpo o que puede alterar el ritmo circadiano natural. También, suma Pujol, podemos acostumbrarnos a ella y que nos cueste luego dormir sin tomar nuestro suplemento. “No por adicción física ni psicológica, sino más bien por un hábito”, apunta.
El límite en cuánto tiempo deberíamos usarla debería estar en los tres meses, sobre todo porque la melatonina no es una solución a largo plazo para los problemas de sueño. Como apunta Pujol, se necesita abordar la “causa subyacente” que impide dormir bien. “Los pacientes con problemas de sueño en lugar de automedicarse deberían acudir a una unidad de sueño”, señala Wix, “la patología de sueño es muy compleja y en muchos casos no se soluciona con una gominola”.
Pedir cita con el médico de familia sería así uno de los primeros pasos. Llegar a una unidad especializada en sueño el siguiente ante un problema más difícilmente atajable. Pero para toda la población lo importante para dormir bien está en tener unos buenos hábitos de sueño. “Las medidas de higiene de sueño son la base fundamental para el tratamiento del insomnio”, apunta Wix. Pujol suma que, para lograr esas buenas prácticas, en realidad, no hay que ir muy lejos de los buenos hábitos de salud.
El doctor lo sintetiza en “una alimentación nutritiva, la práctica equilibrada de ejercicio físico, la dosificación del estrés y una adecuada exposición a la luz solar durante el día y una buena protección respecto de la luz azul durante la noche”. La melatonina puede ayudar —los expertos indican que puede ser una herramienta útil y que tiene buenos usos—, pero siempre y cuando no la tomemos como bálsamo milagroso y sin ningún tipo de control médico.