La menopausia… Ese momento que tanto preocupa a las mujeres y que muchas afrontan con miedo e incertidumbre debido a los cambios físicos, hormonales y emocionales que trae consigo. En efecto, así llega muchas veces: sin previo aviso, descolocando nuestras emociones y nuestro cuerpo, y haciendo que te preguntes "¿qué está pasando conmigo? Y es que, aunque es un proceso complejo y lleno de transformaciones que pueden resultar desafiantes, también representa una oportunidad para que las mujeres redescubran su belleza desde una nueva perspectiva.
No todo son malas noticias. Pues no todas las que atraviesan la menopausia sufren los sofocos, la sudoración, el insomnio o los cambios de humor. Cada cuerpo es de una forma, aunque la mentalidad y la perspectiva con la que afrontarlo también puede ser un factor clave. Para corroborarlo hemos hablado con dos mujeres que comparten con nosotros su visión. Por un lado, Mª Ángeles de Broto, fundadora de los laboratorios Brudylab -59 años, casada desde hace 38 años, madre de 5 hijos y abuela de 2 nietos-; y por otro, la terapeuta emocional Laura Poveda, quien en su consulta está habituada a hablar con mujeres que están viviendo este proceso.
“A los 59 años, he pasado por muchas etapas en mi vida: el matrimonio, la maternidad, la educación de cinco hijos, y ahora, la dicha de ser abuela de dos maravillosos nietos. A lo largo de estos años, mi cuerpo ha cambiado, mis responsabilidades han evolucionado, y he vivido muchas experiencias que me han formado como la mujer que soy hoy. En medio de todo esto, llegó la menopausia, una etapa que, lejos de ser un momento de pérdida o declive, la he abrazado como un renacimiento”, comienza relatando Mª Ángeles.
Nos cuenta que, a menudo, se asocia con el final de la juventud, pero ella lo ve como el inicio de una nueva etapa. “Aunque el cuerpo cambia, esto no significa que una deje de ser joven, simplemente se vive la juventud de otra manera. Ya no me defino por los ciclos hormonales ni por las expectativas de la sociedad sobre lo que debería ser o hacer a mi edad. En cambio, me siento más libre que nunca para dedicarme a lo que realmente me llena”, comenta y añade que “a mis 59 años, he aprendido a escuchar mejor a mi cuerpo, a darle lo que necesita: desde una alimentación más consciente hasta una rutina de ejercicio que me ayuda a mantenerme activa. Me siento más dueña de mi salud que nunca, y esa sensación de bienestar me impulsa a seguir disfrutando de la vida con energía renovada”.
También relata que después de haber pasado gran parte de mi vida criando a sus cinco hijos, quienes ahora son adultos y tienen sus propias vidas, siente que por fin ha llegado el momento de concentrarse en otros aspectos de su vida. “La menopausia ha sido una especie de liberación: ya no tengo que preocuparme por los ciclos menstruales. Este es un espacio para respirar, para reconectar conmigo misma y explorar cosas que antes no tenía tiempo para hacer”.
Añade que, “uno de los aspectos más bonitos de esta etapa es que ahora puedo disfrutar más plenamente de mi marido. Después de 38 años de matrimonio, hemos pasado por todo: la crianza de nuestros hijos, los retos laborales y las preocupaciones de la vida diaria. Pero con el tiempo hemos aprendido a apreciar lo simple y lo profundo en nuestra relación. Ahora que nuestros hijos han crecido, volvemos a tener tiempo para nosotros, para reconectar y disfrutar de nuestra compañía sin tantas distracciones. Con mi marido, he redescubierto el valor de la paciencia, el humor compartido y los pequeños gestos diarios que nos hacen sentir más cerca. Este es un momento en el que, lejos de sentir que el tiempo nos separa, nos encontramos más unidos, disfrutando de una relación basada en la experiencia y el amor profundo”.
En cuanto a las rutinas que sigue para sentirse mejor en este proceso, además de seguir cuidando su alimentación y descanso, comenta que le ayuda tomar suplementos de DHA-Algatrium (como por ejemplo Brudysec), un ácido graso omega-3 que no solo tiene propiedades antiinflamatorias, sino que también protege las células del envejecimiento prematuro, algo crucial durante la menopausia. “Se trata de una transición, pero no tiene por qué ser vista como algo negativo. Al contrario, para mí ha sido un renacimiento, una oportunidad para reevaluar lo que realmente importa en mi vida y para vivir con más plenitud y libertad”, concluye.
¿Cuál es la visión de un psicólogo con respecto a esta fase de la vida? La terapeuta Laura Poveda nos responde, explicando, en primer lugar, que aunque sea un proceso natural, no significa que sea fácil. Los cambios hormonales pueden traer consigo una montaña rusa de emociones que, a veces, nos hace sentir desorientadas.
“Atravesar estos cambios puede ser un desafío inesperado… ¿recuerdas la ola? Sí, cuando estabas tomando y golpeó la ola de agua fría y por unos segundos te costó tomar aire de nuevo, pues ahora imagina que en la orilla te espera un barco y ahí vas, navegando por aguas que siempre han sido tranquilas. De repente, el clima cambia y las olas se vuelven impredecibles. Un día, el viento es suave y las aguas se calman, pero al siguiente, todo parece fuera de control. La menopausia puede sentirse un poco así: un vaivén de emociones que no siempre entendemos del todo. Y, ¿sabes qué? No estás sola en este viaje”, comparte con nosotras.
Comenta que a su consulta llegan mujeres que se encuentran justo en ese punto, sintiendo una mezcla de emociones: desde la frustración por cambios inesperados en su cuerpo, hasta la irritabilidad que aparece sin previo aviso. Y todas coinciden en que, a veces, se sienten abrumadas. “Es importante recordar que la menopausia no solo afecta a tu cuerpo, sino también a tu corazón y tu mente. Puede que te encuentres con emociones más intensas que antes, o con sensaciones nuevas que nunca habías experimentado. Y está bien. Mi consejo siempre es que no luches contra esas emociones; más bien, permítete sentirlas, déjalas fluir, como las olas en el mar, ¿recuerdas? Porque cuanto más intentas resistirlas, más grandes parecen. Y es en la aceptación donde encuentras un poquito más de paz”.
Finaliza su discurso con una interesante reflexión que invita al amor propio, y sobre todo, a tener paciencia. “Lo que quiero que recuerdes es que la menopausia no es solo el final de una etapa, sino el comienzo de otra. Puede ser un momento de transformación, de soltar lo que ya no te sirve y de redescubrirte. Es normal que sientas nostalgia por cómo eran las cosas antes, pero también es una oportunidad para reescribir cómo quieres que sea esta nueva fase de tu vida. Permítete ser flexible con tus emociones y tus expectativas. Estás cambiando, y eso está bien. A veces, ese cambio trae consigo una fuerza que no sabías que tenías. Recuerda, este es tu proceso. No hay una forma ‘correcta’ de atravesarlo. Permítete vivirlo a tu ritmo, siendo amable contigo misma en cada paso del camino. Lo que estás experimentando es una transición, y como todas las transiciones, tiene sus desafíos, pero también tiene sus momentos de claridad y fortaleza. Al final se trata de escucharte y cuidar de ti con el mismo cariño con el que cuidarías a alguien a quien amas”.
Cada una con su punto de vista y experiencia, si en algo coinciden es que, aunque puede que estés dejando atrás ciertas cosas, estás ganando otras: una mayor libertad, una visión más clara de lo que realmente importa en tu vida, y quizás, una conexión más profunda contigo misma.
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