La vida son ciclos, piénsalo. Probablemente la gente de la que te rodeabas cuando tenías quince años, no sea la misma que con la que pasas tus días hoy. Y aunque los amigos de toda la vida sabes que siempre van a estar ahí, hay nuevas personas que se van incorporando en tu camino que te aportan su experiencia y visión de la vida, enriqueciéndote. Sin embargo, hay muchas otras personas que, por un motivo u otro, no quieres que sigan formando parte de tu círculo (y en la mayoría de las veces suele ser porque simplemente habéis cambiado ambas, y con ello también vuestra relación).
Dejar una amistad puede ser tan difícil como dejar una relación romántica, y muchas veces es un tema del que no hablamos lo suficiente. Y es que ya se sabe que las amistades juegan un papel muy importante en nuestras vidas, pero a veces, una relación que antes nos nutría se convierte en algo que nos resta energía.
Si has decidido dar el paso y alejarte de esa persona, además de armarte de fuerza, tendrás que ser paciente. Así lo comparte con nosotras la terapeuta emocional Laura Poveda, especializada en relaciones, a quien hemos consultado para conocer cuáles serían los pasos a seguir (y salir lo menos perjudicada posible).
“Hablar sobre terminar una amistad puede ser uno de esos temas que evitamos porque nos incomoda o porque no sabemos cómo hacerlo sin herir a la otra persona. Poner fin a una relación amistosa puede ser un proceso tan delicado como el de cerrar una relación romántica, y aunque solemos hablar más de lo segundo, las amistades también juegan un papel fundamental en nuestras vidas. Sin embargo, hay momentos en los que una relación que solía ser positiva y enriquecedora empieza a agotarnos emocionalmente. Imagina una planta que cuidaste durante mucho tiempo. Al principio, la veías crecer, te alegraba mirarla y te hacía feliz. Pero con el tiempo, quizás la planta dejó de florecer, y por más que intentabas revivirla, ya no se sentía igual” comenta y reflexiona diciendo que terminar una amistad puede parecer así. No significa que esa relación no haya sido valiosa en su momento, pero ahora está absorbiendo más energía de la que te da.
“A lo largo de mi vida, he tenido que tomar decisiones difíciles en cuanto a amistades. Recuerdo una gran amiga con la que compartí muchos momentos importantes, pero con el tiempo, me di cuenta de que nuestras prioridades y valores ya no se alineaban. Cada vez que pasábamos tiempo juntas, me sentía agotada, confundida, y al final, dejaba de reconocerme en la relación. Me costó mucho aceptar que seguir en esa amistad no estaba siendo saludable para mí. Decidir tomar distancia, fue doloroso, pero a la vez, liberador. Y hoy aunque la echo de menos, siento que fui coherente conmigo” relata la psicóloga.
Añade que, cuando sus pacientes acuden a su consulta porque están pensando en terminar una amistad siempre les aconseja que se den permiso para sentir lo que están sintiendo. “Si después de estar con esa amiga no te sientes bien, si sientes que te exige o que ya no está en equilibrio el dar y recibir, es una señal de que algo cambió y, aunque es incómodo, no tienes por qué ignorarlo, al contrario, es una oportunidad para hacer algo por ti”.
“Una de las cosas más importantes que les digo es: nada de decisiones impulsivas. Sé que a veces las emociones nos toman por sorpresa y podemos querer cortar de golpe, pero siempre recomiendo esperar a que baje un poco la marea antes de actuar. ¿Por qué? Porque cuando hablas desde la calma, puedes ser más honesta y menos hiriente. Y eso es clave cuando quieres que las cosas terminen bien”, apostilla.
También explica que lo mejor es hablar sin culpas. Es decir, está bien que digas lo que sientes, pero sin caer en el ‘tú haces esto mal’ o ‘por tu culpa me siento así’. Laura invita en su lugar a decir algo como… ‘Me he dado cuenta de que nuestra amistad ya no me hace sentir bien como antes’, pues suena mucho más empático y menos agresivo. “Al final del día, no se trata de buscar culpables, sino de expresar cómo te sientes desde un lugar de respeto, tanto para ti como para la otra persona”, comenta.
La psicóloga hace también una interesante reflexión. “Una cosa que les recalco es que el duelo es parte del paquete. Terminar una amistad es una pérdida, y como cualquier pérdida, es normal sentir tristeza, alivio o incluso ambas cosas a la vez. Todas tus emociones son válidas, así que, en lugar de castigarte con el ‘¿hice lo correcto?’, date permiso para sentir lo que venga. Y, por supuesto, no te olvides de cuidarte mucho durante este proceso. Rodéate de gente que te apoye, haz algo que te guste, o simplemente date un descanso mental para procesar”.
Por último, le preguntamos acerca de cómo establecer los límites con la otra persona, donde comenta que, si después de todo decides que no quieres cortar el contacto de raíz, está bien, pero hay que marcar límites claros. “Puedes decidir mantener la relación en otro nivel, pero que sea bajo términos que respeten tu bienestar. Porque al final del día, ¡se trata de ti! Cortar lazos con amor, priorizar tu paz mental y emocional no solo es necesario, ¡es un acto de amor propio!”, concluye.
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