Siete maratones en siete días consecutivos y en continentes distintos: este es el reto que se ha propuesto Verdeliss, una supermujer en todo lo que emprende. Primero, como influencer, donde vimos su día a día como madre de familia numerosísima de 8 hijos (partos incluidos); después, como empresaria y, más recientemente, como atleta. Después de hacer 13 maratones en 13 meses, ahora ha ido un paso más allá y se ha propuesto completar siete maratones en siete días y en siete continentes (entendiendo que América del Norte es uno y América del Sur, otro). De momento, ha concluido el maratón en la Antártida en primer puesto en la categoría mujeres y cuarto en la general. En los otros tres (África, Australia y Asia) ha quedado primera tanto en mujeres como en la general y acaba de sumar una nueva victoria en su palmarés ya que ha ganado su sexta maratón consecutiva, esta vez desde Fortaleza, Brasil. ¡Prodigioso! Pero nos preguntábamos: ¿de qué manera puede afectar al organismo esa cantidad de kilómetros corridos diariamente… y en tan poco tiempo aunque se haya entrenado duramente para ello?
“Ahora sí, los cuádriceps me han puesto en sobreaviso del esfuerzo sobrehumano”, explicaba Verdeliss tras terminar el maratón de Dubái. También explica que ya empieza a ver hielo, analgésicos y cintas de kinesiología entre los atletas. ¿Cómo reacciona el cuerpo ante tal volumen de ejercicio físico? Iago López, doctor del Centro Médico Pontevedra, explica que, si bien una persona con un trabajo sedentario “gana salud en muchos aspectos si introduce rutinas de entrenamiento con una cierta frecuencia [es decir, menor tasa de eventos cardiovasculares, menor consumo de analgésicos, menor necesidad de sillas de ruedas o muletas al ser mayores], no hay tanto consenso sobre dónde está el límite”. Y es que no está tan claro que las personas que tienen trabajos físicos tengan menos problemas de salud cardiovascular u osteoarticulares. “Una de las tesis principales es que parece bastante necesario que exista un periodo de recuperación entre esfuerzos físicos”, añade.
No hay, explica el doctor López, ninguna teoría que tenga un abundante consenso de la comunidad científica. Dicho de otro modo, no se ha estudiado lo suficiente porque, para conocer qué beneficios y perjuicios nos reporta la actividad constante frente a la actividad alternada con reposo, “deberíamos coger a una selección de unos miles de individuos, dictarles unos consejos en este sentido para sacar conclusiones y seguirlos durante sus siguientes 60 años de vida, algo que es evidentemente imposible”, sentencia.
“Ahora bien”, prosigue López, “en ausencia de grandes estudios que nos provean de una gran masa de evidencia científica, lo que nos dicen nuestros conocimientos de fisiología humana es, primero, que el reposo sin ejercicio durante la vida es perjudicial para la salud articular; segundo, que la actividad física al menos moderada tiene efectos positivos sobre la nutrición de los cartílagos articulares, pero también porque la ganancia de masa muscular estabiliza las articulaciones [lo que nos lleva a recordar la importancia de los ejercicios de fuerza a partir, sobre todo, de la menopausia en las mujeres]; y tercero, que ejercicios de bajo impacto resultan menos lesivos que los ejercicios de alto impacto, y la tasa de rotura ligamentaria de estos últimos así lo avala”.
¿Qué son los ejercicios de bajo impacto? Todos aquellos que no provocan impacto en nuestras articulaciones: nadar, ir en bici, caminar…, son ejercicios de bajo impacto; correr, sobre todo al aire libre y por terrenos irregulares (como sería el caso de Verdeliss) o el fútbol de élite son deportes de alto impacto.
Y, de nuevo, faltan estudios para saber con exactitud cómo afectan de verdad al organismo siete maratones en siete días. “Una cosa es que introducir ejercicio en una persona sedentaria sea bueno, y otra, que el extremo contrario sea bueno y cuanto más, mejor”, concluye el doctor. “En general, y aunque nadie haya hecho un estudio con 5.000 mujeres poniéndolas a correr 7 maratones en 7 días, nuestro conocimiento de fisiología nos invita a pensar que probablemente sea lesivo”, y apunta: “Con nuestro saber actual podemos afirmar con bastante certeza que esas maratones 7/7 no son beneficiosas para su salud, y la discusión estaría en si serían más o menos perjudiciales para su salud articular futura”.
El grado de daño va a depender de factores muy importantes que indica el especialista: la técnica de la persona en cuestión, la calidad del calzado, la preparación previa (lo más importante de todo, explica el doctor), la presencia o ausencia de diversos defectos anatómicos. Y aquí llegamos a una cuestión primordial en el caso de la influencer y atleta: según explicó hace unos años padece síndrome de la Fascia Lata, un dolor agudo en la parte externa de la rodilla, común en los corredores y que aparece debido al sobreesfuerzo prolongado. “Las sobrecargas mecánicas suelen empeorar notoriamente el síndrome de la Fascia Lata”, explica el doctor Iago López. “Las personas que no tienen una línea de carga perfecta [la alineación entre el fémur y la tibia] tienden a sobrecargar la musculatura lateral del muslo, como el tensor de la fascia lata. Y cuanto más extenuante y peor reposo entre tandas de ejercicio, más lesivo para este tipo de estructuras. Cuanto más exageradas esas tendencias, hay una peor alineación biomecánica y, por tanto, más estrés muscular y articular”.
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