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El otoño es la época del año en la que más setas podemos encontrar en nuestros bosques. Por lo tanto, también es la época de saborearlas en diferentes platos, tanto por su sabor como por sus propiedades, ya que son ricas en nutrientes y muy bajas en grasas. Ir a recoger setas, cesta de mimbre en mano, es una actividad que cuenta cada vez con más adeptos, aunque no hay que olvidar que existen variedades venenosas y nunca debemos ingerirlas si no estamos seguros de que se trata de una especie comestible. La otra opción, más fiable, es hacerte con ellas en tu mercado de confianza. Te contamos cuáles son las setas más típicas del otoño y cómo puedes incluirlas en las recetas más sabrosas.
También conocida como seta de ostra, es una de las más consumidas, con una carne firme y espesa, y con un sabor y olor muy agradables. Es perfecta para tomar como entrante cocinada a la plancha o salteada con ajos. Su textura permite que se pueda utilizar para sustituir a la carne en diferentes recetas.
Con ese nombre lo primero que podemos pensar es que son venenosas, pero no es así. Son muy especiales a la hora de introducirlas en la cocina por su sabor afrutado, muy agradable al paladar. Resultan ideales en platos de pasta y risottos, además de servir para rellenar carnes o en cremas de guarnición.
Los níscalos, también llamados robellones, son una variedad de seta muy codiciada por su espectacular sabor. Son muy versátiles en la cocina y una de las formas más recomendables de tomarlos es a la plancha, para saborearlos al máximo. También funcionan a la perfección en guisos, risottos, brochetas o ensaladas.
Esta pequeña seta es reconocible por su elástica carne y las gruesas láminas de la parte inferir del sombrero. Es sensacional en los guisos de carne y verduras, porque es muy sabrosa y tiene un intenso aroma. También es perfecta en todo tipo de caldos, cremas y sopas. Existen variedades muy parecidas a la senderuela que son tóxicas, por lo que no debes recolectarlas si no dispones de toda la información necesaria.
Los rebozuelos crecen cerca de los robles y encinas, donde es muy fácil encontrarlos en esta época del año. Esta seta comestible es de un color amarillento, algo marrón en ocasiones, que puedes cocinar en guisos de carne o pescado, y que también es deliciosa en salsas de acompañamiento.
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