Leonor llegaba ayer a Tenerife después de partir el sábado de Cádiz. La ciudad canaria supone su primera parada en esta travesía en el Juan Sebastián Elcano y, como ya se sabe, los guardiamarinas tendrán tiempo de ocio para visitar la ciudad y conocer su cultura y sus tradiciones. Y es que ya se conocen los horarios en los que el buque estará abierto para que los ciudadanos que lo deseen puedan visitar el interior del navío -sábado y domingo: 09:30-14:00 y 15:30-20:00-, unas franjas horarias en las que no suele estar presente la tripulación.
Previsiblemente parte de este tiempo en el que no es habitual que estén en el buque lo destinarán a descubrir la ciudad y entre los infinitos atractivos que ofrece la ubicación isleña están sus conocidos guachinches, donde conocer, sin el filtro del turismo, cómo es realmente la gastronomía canaria. Estos establecimientos son modestas ubicaciones de casas de campesinos que podían establecerse en el salón o incluso en un cobertizo anexo y surgen en el siglo XVII, localizándose, sobre todo, al norte de la isla de Tenerife. Este tipo de negocios surgieron entonces cuando los dueños de estas casas les daban a los comerciantes ingleses a probar sus vinos antes que estos los compraran. Esta especie de cata, la acompañaban de comida recién hecha elaborada por los propios agricultores para intentar convencer a los mercaderes de exportar su vino a Inglaterra.
Es curioso que de este mecanismo de venta se deriva también el nombre de los propios negocios, pues en la isla se cuenta que los ingleses tras probar el vino y acordar la compra les decían a los vendedores “I’m watching you! (¡te estoy mirando!)”, para que no les dieran otra cosa diferente a lo que habían probado. Según explica la tradición de ahí viene el nombre de guachinche.
De aquellos de siglos atrás se conserva la esencia en lo que son actualmente estos locales, establecimientos sin gran decoración que se caracterizan también porque tanto los residentes como los turistas pagan un precio justo por la comida, sin intentar inflar el dinero que se abona por ellos como ocurre en las ubicaciones más turísticas.
Realmente esto no es un plato en sí mismo, pero sí es algo que envuelve la gastronomía canaria. Son acompañamientos que se utilizan para enriquecer carnes, pescados y otros platos típicos. La base de estas salsas son el aceite de oliva, el vinagre, la sal y el ajo. A esta mezcla dependiendo del mojo que se quiera hacer se añade pimiento palmero, pimentón, pimiento rojo o verde, cilantro, comino u otros ingredientes.
Es una de las preparaciones más típicas de la isla a pesar de la sencillez de su preparación. El secreto es que se utiliza una variedad de patata autóctona de Canarias y que quienes la han probado dicen que es especialmente sabrosa. Ahí está la clave, por lo demás, son patatas cocidas que se sirven con piel como entrante o como guarnición acompañadas de mojo.
La isla es una de las zonas de España que es una de las grandes productoras de queso y esta receta es bastante original. Para hacerlo se escoge un queso blanco o tierno, preferiblemente de cabra y se corta una cuña en triángulos gruesos. Las porciones se ponen sobre la plancha con una gota de aceite y se sirven decorados con una cucharadita de mojo rojo y mojo verde o con miel.
Este plato con los garbanzos como protagonistas se prepara con costillas, manitas de cerdo desaladas, tocino, chorizo y hortalizas. A esto se le suma un sofrito de tomate, ajo y laurel, un poco de vino y se deja cocer para que se mezclen los sabores.
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