Nuestros hábitos están en la base de lo que somos, de cómo nos relacionamos con los demás y de cómo nos sentimos física y emocionalmente. Somos seres de hábitos, algunos de ellos adquiridos en la infancia y otros incorporados en diferentes momentos de la vida. Por eso, reconocer qué habitos nos perjudican para eliminarlos, y adquirir los que nos benefician, es una de las principales claves de nuestro bienestar. Incorporar nuevos hábitos no siempre es sencillo, ya que se requiere constancia hasta que pasan a formar parte de nuestra rutina. Los que te proponemos son sencillos, saludables y beneficiosos, y puedes hacerlos tuyos al ritmo que tú consideres. Con ellos notarás el cambio, así que no te pierdas estos hábitos que pueden mejorar tu vida esde hoy.
Así de sencillo, pero más importante de lo que imaginas. Está comprobado que sonreir nos hace más felices, porque nuestro cerebro reconoce el gesto y se activa en esa dirección. Además, la sonrisa es contagiosa, por lo que puedes beneficiar a aquellos que tengan la suerte de cruzarse en tu camino.
Es imposible que te sientas bien y llena de energía con una mala alimentación. Tu salud y tu estado de ánimo dependen de ella, así que empieza hoy mismo a incrementar el consumo de frutas y verduras, legumbres, cereales integrales y proteínas saludables en tu dieta. Y, por supuesto, reduce al máximo el consumo de azúcar y despídete de los ultraprocesados. Merece la pena.
Seguro que has escuchado mucho acerca de los beneficios de caminar 10.000 pasos al día, y así es. No te lo proponemos como fórmula milagrosa para adelgazar, ni siquiera que te obsesiones con esa cifra, pero sí que camines siempre que puedas. Es bueno para tu salud, para despejar la mente y disminuir el estrés, mantener a raya la presión arterial…
Un hábito de lo más sencillo que a muchas personas se les olvida llevar a cabo. Convierte el agua en tu bebida favorita y estarás haciéndole un gran favor a tu organismo. Además, te sentirás mucho mejor si bebes 2 litros de agua al día, porque estarás hidratada en todo momento, lo que se traduce en tener más energía y capacidad para llevar a cabo tus tareas diarias.
Pocos hábitos superan los beneficios de hacer ejercicio con regularidad. No se trata de pasar de cero a cien de la noche a la mañana, pero sí de armarse de fuerza de voluntad para encontrar esa actividad que mejora tu condición física y te ayuda a sentirte mejor contigo misma.
Es uno de los hábitos que menos tenemos y uno de los que más necesitamos. Dedícate un espacio de tiempo cada día para hacer aquello que más te guste. No tiene que ser algo grande, basta con que te haga sentir bien: escuchar música, leer, ver una película…
Ya sea por tu tipo de trabajo o porque lo realizas en casa, a veces es difícil ponerle fin a la jornada laboral. Y esto no se traduce en una actitud responsable ni efectiva, sino en una peor calidad de vida. Marca horarios y cúmplelos, porque respetar tus tiempos de descanso es imprescindible para tu salud física y mental.