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Cómo acompañar a una persona que está pasando por un duro golpe de salud en su familia

Son horas duras para Anabel Pantoja, su pareja David Rodríguez y sus seres queridos. Alma, su hija de mes y medio, continúa ingresada en la Unidad de Medicina Intensiva del hospital materno infantil de Gran Canaria. Más "estable", según ha informado el periodista Antonio Rossi, después de que "se tomasen decisiones, está todo un poco más controlado".

En circunstancias así, cuando un amigo o un compañero de trabajo con el que tenemos una buena relación se ve en una situación similar, ¿de qué manera podemos ayudar? ¿Hay algo que se pueda hacer para acompañarlos, para que sientan que no están solos? En Divinity.es hemos hablado con dos expertos en psicología para ayudar a gestionar la situación.

Preguntar y escuchar activamente

“Lo más sencillo es preguntar directamente”, explica Paco Herrero, psicólogo y profesor permanente laboral en la Universitat Jaume I de Castellón dentro del área de medicina preventiva y salud pública del departamento de Medicina. “Un ‘¿en qué te puedo ayudar?’ en el momento adecuado dice mucho: O un ‘estoy aquí, puedes contar conmigo, soy tu amigo”. El grado de confianza, continúa, se reflejará en lo que te pida. “Puede que te pida que le riegues las plantas o que te encargues de cuidar a su gato”.

Preguntar es la clave. “Cualquier cosa que nosotros hagamos sin preguntar podemos acertar o no, pero si nos lo dicen ellos, acertamos seguro”, explica el profesor. ¿Y si no pueden decírnoslo? Empatía: “Nos ponemos en su situación y mirando qué podrían querer o necesitar”, nos indica.

Elena Valero, psicóloga sanitaria y psicooncóloga, explica cómo a veces la impotencia o el miedo pueden hacer que no nos movilicemos, o que actuemos torpemente, y prioriza la escucha activa, libre de juicios. “Permite que la persona exprese sus emociones”. También, añade Valero, debemos actuar con empatía y no intentar minimizar el dolor ni ofrecer consejos no solicitados “que invalidan al otro”. En sintonía con Paco Herrero, Elena Valero también pone en valor ofrecer el apoyo práctico “para aliviar la carga emocional y física que es muy útil”. 

Respetar los ritmos y el espacio vital

Paco Herrero explica que “es importante respetar lo que te pida, tanto si te pide que le ayudes en algo como si te dice que no es necesario”. Insistir en momentos de gravedad, añade, “puede ser perjudicial, así que si te dice que tranquilo/a, que no necesita nada, con decirle que si luego se le ocurre algo que te lo diga, ya vamos bien”.

Hay que hacer un ejercicio de paciencia intentando no imponer cómo debería sentirse el otro

En la misma línea se expresa Elena Valero, que indica que cada persona maneja estas situaciones de manera distinta. “Hay que hacer un ejercicio de paciencia intentando no imponer cómo debería sentirse el otro”. A veces estar presente sin palabras es suficiente para brindar el apoyo, dicen estos expertos. 

¿Debemos abrazar a esa persona que lo está pasando mal? Valero indica que va a depender de la confianza y conocimiento que tengamos de la otra persona. “Hay quienes lo agradecen y también a quienes les abruma el contacto físico, y más en esta situación”. Por último, el acompañamiento profesional, si la situación lo requiere, buscar un terapeuta psicológico, puede ser muy interesante para abordar estas situaciones tan delicadas.

¿Cómo actuar cuando esa persona está preocupada por un niño?

La situación, cuando es un menor el que está enfermo, es especialmente delicada y dolorosa. Paco Herrero pone el foco en “apoyar a los padres o tutores de la misma forma: ofreciéndote a lo que necesiten y que ellos te digan”. Y, si procede, decírselo al niño o a la niña, que también puede tener alguna necesidad”. A veces, explica, los padres están pensando en cuestiones prácticas y el niño quiere tebeos, algo que también le va a ayudar en su proceso.

Hay que evitar comentarios como 'sé fuerte' o 'piensa en tus otros hijos'

Es importante, comenta Elena Valero, reconocer y validar el dolor de la familia. “No hay palabras para esto, pero estoy aquí” es una frase que, dice la experta, puede resultar reconfortante, tal como explica la especialista en psicooncología. Y, de nuevo y más que nunca, empatía. Hay que evitar comentarios como “sé fuerte” o “piensa en tus otros hijos”, ya que invalidan el dolor del otro y hace que se sienta poco comprendido. Esto hace que la gente pida menos ayuda, ya que teme este tipo de respuestas. De nuevo, la ayuda práctica (recoger a los otros hijos del colegio, hacer la compra, etc.), servirá a los otros para procesar la situación. “No hace falta que estemos presentes para ayudar”, añade la psicóloga. “Acompañar en momentos así no siempre es fácil, pero nuestra presencia, empatía y un apoyo práctico pueden marcar una diferencia para las personas que pasan por semejante trance”.

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