Conversar es todo un arte y para que así sea hay una serie de normas no escritas que favorecen la comunicación entre dos o más personas. Podría parecer que es algo natural que hacemos todos bien sin esforzarnos para que ocurra, pero lo cierto es que hay actitudes que impiden que la charla sea fluida e interesante. Por ejemplo, algunas personas interrumpen las conversaciones de manera habitual, dificultando la comunicación y causando, en muchos casos, malestar en su interlocutor. Este comportamiento tiene explicación, según la psicología, y al parecer no tiene por qué esconder una mala intención detrás.
En más de una ocasión alguien te ha interrumpido mientras hablabas y, posiblemente, tú también lo hayas hecho sin darte cuenta. Porque el acto de cortar a otro cuando está hablando no es, por lo general, algo intencionado, aunque se reciba como un gesto desagradable. De hecho, cuando las interrupciones son constantes, la conversación se ve abocada a finalizar de manera inevitable.
Según los expertos en psicología, la forma en que conversamos se aprende en el entorno familiar, por lo que si en tu casa eran habituales las interrupciones, es muy posible que tú también las hagas aunque no seas consciente de ello. En ese caso, no hay nada como tomar conciencia de este hábito y prestar toda la atención posible para erradicarlo. Si lo haces, notarás cómo tus relaciones personales mejoran notablemente.
Cuando las interrupciones son puntuales, lo más posible es que quien las realiza tenga un objetivo muy claro en la conversación: algo que quiere que se sepa, que necesita decir o que necesita conseguir. Y esto le provoca un fuerte impulso para tomar las riendas de la conversación e interrumpirla sin darse cuenta de ello.
Puede parecer sorprendente pero, lo cierto es que hay personas que creen que para que una conversación sea rica y fluida es necesario aportar datos o su punto de vista todo el tiempo, sin percatarse de que, posiblemente, están logrando el efecto contrario a lo que pretenden. Es importante aprender cuanto antes que una buena conversación requiere de la participación de todos los que están en ella, y eso implica tiempo de habla y tiempos de escucha, evitando en lo posible el parloteo desmedido que, como vemos, no lleva a ninguna parte.
Volvemos a una causa que puede estar detrás de la tendencia a interrumpir una conversación que no esconde una mala intención. Cuando una persona no tienen un buen autocontrol, puede manifestarlo en forma de verborrea y falta de escucha, sobre todo si la situación le provoca emociones fuertes, ya sean nervios, ilusión o inseguridad.
Esto también explica que personas con TDAH, que muestran un menor control de los impulsos verbales o la concentración, sean más propensas a interrumpir conversaciones. Algo que ocurre muchas veces porque sienten que si no dicen lo que están pensando en ese momento se les va a olvidar cuando les toque el turno de palabra. Se trata de un patrón que también se da en personas con espectro autista o neurodivergentes.
La Universidad George Washington elaboró un estudio titulado Influence of Communication Partner's Gender on Language, en el que se concluye que los hombres interrumpen un 33% más si están hablando con una mujer que si están hablando con otro hombre. Al parecer, las mujeres son más propensas a ser interrumpidas cuando hablan y, la mayoría de las veces, el que interrumpe es un hombre.
El estudio apunta a que esto se debe a una cuestión educacional, por lo que una actitud abierta y con disposición a cambiar los hábitos adquiridos es esencial para que la comunicación y el respeto impere a la hora de conversar. Nuestra mente e impulsos, en la mayoría de los casos, no son inamovibles, así que hoy es el mejor día para dejar atrás actitudes que no nos benefician a nosotros mismos ni a los que nos rodean.
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