España está repleta de pueblos con una gran riqueza cultural y paisajes de excepción que merece mucho la pena descubrir. La lista es interminable, porque no hay región en la que no puedas encontrar más de una joya patrimonial, urbanística, gastronómica o con una relación espectacular con su entorno. La revista National Geographic ha hecho su propia lista de los pueblos más bonitos de España, y te contamos cuáles ocupan las primeras posiciones.
Altea es conocido como la cúpula del Mediterráneo, un pueblo ubicado entre el mar y la montaña con dos zonas diferenciadas. Una es la que baña el mar, con 6 kilómetros de costa en la que descubres playas de una belleza espectacular. Y la otra es su casco antiguo, al que hay que subir a pie por bellas callejuelas de casas blancas adornadas con coloridas flores, hasta llegar a la plaza de la Iglesia de Nuestra Señora del Consuelo, con sus cúpulas azules. Desde allí, las vistas a la sierras de Aitana, de Bèrnia y el Puigcampana, o la del Penyal d’Ifac son un verdadero espectáculo.
No sorprende la idea de que en Asturias esté uno de los pueblos más bonitos de España. Cudillero es tierra de pescadores, ubicado en un recodo que lo hace invisible ya llegues por tierra o por mar. Recorrer su casco antiguo, calle arriba, calle abajo, es una delicia para los visitantes que aprecian el colorido de sus casas y las vistas de este pueblo con forma de anfiteatro. Pero también es obligado recorrer sus pescaderías y comer curadillo, su especialidad gastronómica, un pescado que cocinan con fabes o patatas.
Es el pueblo medieval más espectacular de la provincia de Guadalajara. Su castillo es la carta de presentación, una monumental fortaleza del siglo XII que atrapa desde el primer momento. El resto es dejarse perder por su entramado de calles hasta llegar, sin saber cómo, al Portal Mayor, a la Puerta del Hierro y la Plazuela de la Cárcel. La lista de monumentos es tremenda para un pequeño pueblo: la Casa del Doncel, la Catedral de Santa María, el Barrio de San Roque… Tampoco debes perderte el Parque Natural del Río Dulce, su mayor tesoro en cuanto a riqueza natural. Para comer, te costará decidirte entre los platos locales, como los asados de cordero o cabrito, las migas, la sopa castellana o los productos de caza como la liebre estofada o las perdices en escabeche.
Declarado Conjunto Histórico, Valderrobres es uno de los pueblos medievales más bonitos de Aragón. La iglesia de Santa María es uno de los máximos exponentes de la arquitectura gótica en la región, al igual que el castillo-palacio. El río Matarraña se ensancha al llegar al pueblo, al que puedes acceder por su magnífico puente de piedra. Desde el punto de vista arquitectónico, Valderrobres es un museo al aire libre. En cuanto a la gastronomía, el ternasco al horno es el plato más famoso.
Es uno de los principales focos turísticos de Cantabria, y no le faltan motivos. Esta localidad, a solo 31 km de Santander, creció alrededor de un monasterio fundado en el año 870, que fue convertido en la Colegiata de Santa Juliana en el siglo XII. Santillana conserva el trazado medieval, con su iglesia románica presidiendo la plaza, y casa con vigas en los que lucen geranios en sus balcones de madera. Uno de los mayores atractivos de la zona es que desde allí puedes acceder a la famosa Cueva de Altamira. Por otro lado, a pesar de su nombre, Santillana no tiene mar, pero a solo 6km puedes disfrutar la playa de Santa Justa, una de las más bonitas de Cantabria.
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