Durante el embarazo nos encontraremos con ciertas acciones que no podremos realizar o que estarán restringidas. Como, por ejemplo, viajar en avión. Es por eso que antes de emprender un viaje por el aire deberás consultar a tu ginecólogo que te dará las indicaciones necesarias para que el viaje sea seguro, tanto para ti como para el bebé.
Esto se debe a que, por ejemplo, si superas las 32 semanas de gestación, lo más probable es que desde la compañía aérea te requieran algún tipo de certificado médico. De esta manera, se asegurarán del tiempo del embarazo y, también, de si se presenta alguna complicación. Este certificado deberá estar emitido dentro de los siete días previos al vuelo y, además, no se recomendará volar en los siete días ni previos ni posteriores al parto.
Por tanto, las compañías no recomendarán viajar cuando la gestación ha superado las 32 semanas. Es por eso que si te decides a hacerlo, lo mejor será consultar a la empresa. Algunas de ellas te hacen firmar un papel donde se eximen de la responsabilidad de cualquier imprevisto que pueda surgir durante el vuelo. Tampoco será muy recomendable hacer grandes vuelos si estás muy embarazada, ya que te cansarás con cierta facilidad.
Eso sí, durante el vuelo no tendrás que temer por la salud del bebé. Sí que es cierto que, durante el despegue, se produce un gran cambio de presión que puede afectar al intercambio de oxígeno a través de la placenta. Por regla general, esta descompensación será remediada tanto por la madre como por el bebé.
Respecto a la posibilidad de hacer viajes largos debes saber que será recomendable evitar, sobre todo en las últimas etapas de la gestación, aquellos de más de seis horas. Esto se debe al riesgo de hipercoagulación que podrás sufrir y que podrá agravarse con ese tiempo que se pasa sentado.
Por tanto, sí que habrá una serie de situaciones en las que no estará recomendado viajar en avión. Como, por ejemplo, si tienes hemorragias o problemas de coagulación, hayas sufrido algún aborto, parto prematuro o si se presenta alguna anomalía en la placenta. Así, lo más recomendable es que si viajas en avión estando embarazada, te decantes por los asientos cerca del baño, bebas mucho líquido, te levantes de manera frecuenta y lleves ropa cómoda y holgada.