Uno de los problemas que presentan los jóvenes de hoy en día es la adicción a las nuevas tecnologías. Con el paso del tiempo, nos hemos dado cuenta que esta práctica no solamente afecta a los jóvenes, sino que, también, a los más pequeños, que están cada vez más familiarizados con las tablets, móviles u ordenadores. Esta forma de entretenerse, que a priori puede parecer usual, puede resultar contraproducente si se convierte en una rutina.
El ‘binge watching’ o ‘atracón de televisión’ es una práctica que suele tener unos efectos dañinos en general, pero mucho más para los más pequeños de la casa. Lo cierto es que todas las personas pueden sucumbir a verse una serie en menos de dos días o a hacer una maratón de alguna serie, pero siempre habrá un cierto control, algo más complicado en los más pequeños, que tienen menos trabajado, por cuestión de edad, el autocontrol.
En los últimos años, han aparecido una infinidad de estudios donde se indican las fatales consecuencias de este tipo de prácticas. Así, se ha constatado que se dan diversos niveles de estrés, ansiedad y depresión. Además, ver vídeos o la televisión durante demasiadas horas seguidas aumenta el riesgo de sufrir alguna afecciones crónicas y depresión.
También, al pasar demasiadas horas sentados y sin ningún tipo de actividad, se puede sucumbir en el sedentarismo, aumentando la posibilidad de sufrir alguna enfermedad cardiovascular. Además, el sedentarismo se ha convertido, en los últimos tiempos, en una lacra complicada de erradicar y que trae de cabeza a muchos expertos.
Pero, ¿cómo podemos hacer que nuestro hijo no caiga en estas prácticas tan tóxicas? Lo primero que debes saber es que ningún niño nace aprendido. Así, este adquirirá las costumbres que sus padres les inculquen. Por tanto, si en ningún momento se le ha ofrecido una tablet para entretenerse, probablemente no vaya a pedirla cuando esté aburrido. Sí que es cierto que, en ciertas ocasiones, habrá momentos de desesperación en el que no sepas cómo calmar a tu hijo o simplemente tengas prisa. Por eso, el uso de los aparatos tecnológicos con moderación no supondrá ningún problema.
Lo más importante será saber poner límites y hacer entender a los más pequeños el motivo por el que se va a apagar el móvil, la tablet o la televisión. Será básico revisar los hábitos de los mayores, ya que los pequeños les toman como ejemplo y espejo. Otra de las pautas a seguir será ofrecerles alternativas que les llamen la atención, ya que al final el objetivo es entretenerse y si tienen una actividad que les gusta no se acordarán de las pantallas.