Son pocos los españoles, famosos u anónimos, políticos o votantes, que no hayan opinado sobre Ana Obregón y su decisión de convertirse en madre por gestación subrogada a los 68 años. El método, la edad, la situación personal de la implicada... Un tema con mil y una aristas que ha abierto un debate nacional. Su familia, que espera en Madrid a que la actriz pueda abandonar Miami, ciudad donde ha llevado a cabo el proceso, con la niña recién nacida, considera un despropósito "la que se ha montado" con este caso. Y mientras tanto, a la espera de una explicación por parte de la protagonista de la que ya es la noticia del año, el país sigue compartiendo impresiones.
La última en pronunciarse sobre esta inesperada maternidad ha sido Tamara Falcó. Lo ha hecho en el programa de Pablo Motos, donde ha confesado que este caso le provoca un "dilema moral". Teniendo en cuenta que está convencida de que "lo que ha vivido Ana es espantoso" (se refiere a la pérdida de su hijo Aless hace tres años por un cáncer) y que, al no ser ella madre, no puede imaginarse "el dolor" que esta muerte le sigue provocando, la marquesa de Griñón prefiere no "juzgarla".
"Con lo terriblemente sola que se ha tenido que sentir, la puedo llegar a entender", ha manifestado. Sin embargo, sus fuertes convicciones cristianas le impiden estar al cien por cien a favor de la decisión de Obregón. "Desde mi punto de vista moral hay un dilema. Normalmente, para hacer este tipo de tratamientos, tienes que fecundar varios óvulos. La Iglesia piensa que el alma, desde el momento de la concepción, está ahí", ha recordado. De ahí que no se vea preparada para verbalizar una opinión rotunda.
"Muchas veces, lo que se hace con esos óvulos fecundados es descartarlos, congelarlos o darlos para experimentación. Y ahí sí que entra el dilema moral para mí", ha recalcado, insistiendo también en que está convencida de que esa niña a la que pronto podremos poner cara será "muy querida" porque Ana ya ha demostrado con Aless Lequio que es "una madraza".
La crítica de Tamara Falcó, por tanto, no va tan dirigida a la edad de la madre sino al proceso por el que ha llegado a acceder a esa niña. "¿Hasta qué punto utilizar el cuerpo de alguien es correcto?", ha planteado. "La mayoría de las mujeres que hacen esto están en una situación muy precaria, ninguno de esta habitación lo haría. Entonces, pensado así, es distinto".