Si tienes un hijo que se muestra tímido, es muy posible que te preguntes a qué se debe su timidez y cómo puedes ayudarle. Se estima que el 15% de los niños con menos de 6 años son tímidos y este porcentaje se eleva a medida que van creciendo. Al llegar a la adolescencia, casi la mitad de los chicos y chicas se definen a sí mismos como tímidos.
La timidez es, en muchas ocasiones, un rasgo genético, pero los padres pueden hacer mucho para que disminuya y no afecte a la vida social del niño. Y es que los niños tímidos prefieren estar solos antes que integrarse en un grupo y se muestran callados cuando están con otros niños.
Aunque la timidez en sí misma no es grave y no se trata, ni mucho menos, de una enfermedad, más que preocuparnos en exceso, lo que tenemos que hacer es saber cómo poder ayudar a nuestro hijo a superarla. No te pierdas estos consejos para conseguirlo.
Nada agrava más la timidez que recordar que exite. Cada vez que le dices a tu hijo que se vaya a jugar con niños aunque no le apetezca, que salude a otras personas o que no se esconda, en lugar de abrirse, lo más seguro es que se cierre más todavía. Cuanto menos le digas, menos presión sentirá y con menos timidez se comportará.
Ser tímido no significa ser desvalido. Es normal que quieras evitarle situaciones que le puedan incomodar, pero si cree que puede evitarlas se encerrará más en su cascarón. Tampoco es conveniente que respondas por él cuando otros le pregunten algo. Si no contesta, no pasa nada.
Si su timidez no está catalogada de manera abierta, hay menos posibilidades de que la refuerce. Seguro que tu hijo ya sabe que es tímido, aunque no le dé ese nombre, y no conviene ponerle esa etiqueta. Y mucho menos, delante de otras personas, añadiendo la coletilla “es que es tímido”. Solo con decirlo su timidez aumentará, al menos en ese momento.
Tú mejor que nadie sabes cuándo tu hijo ha hecho un esfuerzo por ser sociable, ser comunicativo con otras personas o jugar con niños que no conoce. Cuando esto ocurra, refuerza su actitud con un elogio. Le habrá costado hacerlo y es muy positivo que sienta que el esfuerzo ha merecido la pena.
A veces la falta de destreza para relacionarse con los demás es tanto genética como adquirida. Piensa en como te comportas tú con otras personas, si manifiestas delante de él que no tienes ganas de juntarte con otra gente… porque si es así sin duda estará imitando tu forma de ver el mundo. Que te vea segura y dispuesta a relacionarte en cualquier situación, en cambio, le servirá de ejemplo para dejar a un lado su timidez.