De la lactancia a la cuchara: siete consejos para que el bebé acepte bien el cambio en su alimentación

La OMS recomienda que la leche materna sea la alimentación exclusiva del bebé durante los primeros seis meses de vida. A partir de ese momento, se introduce la alimentación complementaria, que supone un gran paso para el bebé, y a la que debe adaptarse con paciencia. Al igual que ocurre con otros aspectos del desarrollo, cada niño lleva sus propios ritmos, y mientras que unos reciben con alegría el cambio de alimentación, a otros les cuesta mucho más dar este salto. Lo importante es que los adultos prestemos atención a este momento crucial en el que se pueden asentar las bases de una relación saludable con la comida. Así que no te pierdas estos consejos para pasar de la lactancia a la cuchara que os harán más fácil el camino, tanto a ti como a tu bebé.  

Comidas en familia

Comer en familia es muy beneficioso para el desarrollo de los niños en diferentes aspectos, además de ayudar a crear una rutina con respecto a los horarios de comida. Así que siempre que vuestros ritmos diarios o lo permitan, procurad sentaros todos juntos a la mesa. 

Refuerza con leche materna

O con leche de fórmula si no estás practicando la lactancia. Esa leche es la que lleva alimentando al bebé durante toda su vida, así que puedes ponerle una taza con un poco de leche (materna o de fórmula) para que beba durante la comida y no suponga para él un cambio tan brusco. 

Déjale jugar con la comida

Aunque tú le des comida con una cuchara, permite que tenga a mano trozos de alimentos que pueda coger con las manos y sean fáciles de masticar. No importa que se manche, lo que importa es que establezca un vínculo con la comida. 

Una cuchara para él y otra para ti

Coger la cuchara y aprender a utilizarla lleva su tiempo, pero no tienes que esperar a que crezca más para que empiece a manipular este cubierto. Mientras tú le das de comer con una cuchara, él puede tener otra para ir descubriendo cómo se maneja. Y ya verás como en nada quiere utilizarla él solito, aunque siga necesitando tu refuerzo. 

No le fuerces a comer

Habrá alimentos que le gusten más que otros, y días que tenga menos hambre de lo que tú esperabas. No le fuerces a comer. Si ves que su desarrollo es correcto, no te preocupes por la cantidad de comida que coma, aunque sea menos de la que te gustaría. Y si rechaza algún alimento, no le obligues a comerlo y ofréceselo pasados unos días. Al final se animará a probarlo. 

Prepara platos sencillos

Es importante que el bebé se acostumbre a los sabores básicos de los alimentos, así que empieza a darle preparaciones sencillas, sin mucha condimentación, tanto en los purés como en los sólidos. 

No pierdas la paciencia

La paciencia va a ser la mejor aliada en esta etapa, aunque a tu bebé le resulte complicada. Si te ve nerviosa cuando llega la hora de la comida, él también se pondrá nervioso y no querrá comer. Respira hondo y mantén la calma, porque esta etapa también pasará.

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