Las buenas costumbres que tanto te esfuerzas por enseñarles a tus hijos son más útiles de lo que imaginas. No solo les sirven a día de hoy, sino que los buenos hábitos diarios que aprenden de niños les sirven toda la vida. Si somos conscientes de eso, seguro que te cuesta menos ser constante en la crianza y las enseñanzas que les ofreces, porque sabes que será algo que también les beneficiará en el futuro. Estos buenos hábitos que te contamos a continuación son imprescindibles para que tengan un desarrollo saludable, y sabemos que quieres ofrecerles todo tu apoyo para que los adquieran dentro de su rutina diaria.
Intentar corregir los malos hábitos alimenticios cuando eres adulto es un verdadero suplicio. Para garantizar el correcto desarrollo del niño, es imprescindible que siga una alimentación saludable y variada que, además, le ayudará a continuarla en un futuro. Que en tu casa no falte la fruta ni la verdura a diario. Y para beber, excepto en ocasiones especiales, siempre agua.
El sedentarismo es un problema que cada vez afecta a más niños y adultos. No se trata de que tengan que hacer deporte a diario, pero sí de asegurarte que hacen una extraescolar deportiva un día a la semana y que en casa se establecen buenos hábitos: utilizar las escaleras y no el ascensor, ir caminando siempre que se pueda o salir a pasear por el campo…
Es muy importante que los niños tengan un buen descanso nocturno para favorecer su bienestar y correcto desarrollo. Dormir las horas correspondientes cada noche y mantener una buena rutina de sueño les ayudará a valorar la importancia del descanso nocturno en un futuro.
Sabemos que hay que estar muy encima de ellos, pero le haces un gran bien a tus hijos cada vez que les recuerdas que tienen que lavarse las manos al llegar a casa, antes de comer o después de ir al aseo. También es importante supervisar que se laven los dientes después de cada comida y que lo hagan con un correcto cepillado. Si lo aprenden ahora, lo seguirán haciendo el resto de su vida.
Aunque de niños es más complicado, aprender a ordenar sus cosas y vivir en un entorno en el que reina el orden es fundamental. El orden es necesario tanto de niños como en la vida adulta y hay que aprenderlo (de manera gradual) desde pequeños. Enséñales a que recojan su habitación o a que hagan su cama.