¿Hay que darle agua al bebé cuando hace calor?

Quedarse con la duda no es una opción y en el caso de los más pequeños, con mayor motivo, por eso conviene tener claro qué hacer en esos días de calor en los que tanto nos recomiendan el consumo de agua para mantenernos bien hidratados

Porque no es lo mismo una persona adulta, que sabe que tiene que beber cuando tiene sed, que un anciano, que en ocasiones conviene que beba aunque no tenga. Tampoco es igual un bebé que un niño o un joven adolescente. 

En esos momentos en los que el calor aprieta y recordamos lo bueno que es estar bien hidratado, ¿qué hacemos con los más pequeños? ¿Hay que darles agua? En caso afirmativo, ¿cuánta?

Cuánta agua darle al bebé cuando hace calor

Conviene aclarar que, como cualquier persona, un bebé también necesita agua para vivir, sin embargo, en su caso, obtiene toda la que necesita de la leche materna o de los biberones que le dan para comer. Esto es así hasta los seis meses de vida, por lo que, de los cero a los seis meses, no sería necesario un aporte de agua extra. 

La composición de su alimentación es agua en su mayoría, por lo que la cantidad de agua que necesita quedaría perfectamente satisfecha, con el calor, suelen hacer tomas más cortas y demandar más pecho. Un bebé de hasta seis meses necesita unos 700 ml de agua al día.

A partir de los seis meses, suele comenzarse con la alimentación complementaria y de nuevo surge la duda. Al añadir otro tipo de ingredientes parece que el bebé puede necesitar un aporte de agua extra, pero en teoría, con una alimentación adecuada y la cantidad de agua que aporta la leche materna o de fórmula, que sigue siendo su sustento principal, no tendría por qué ser así, tal y como recuerda la Academia Española de Nutrición y Dietética.

A estas edades necesitan una cantidad aproximada de 800 ml o 1 litro diario, en el caso de los bebés a los que se les ha retirado la lactancia, sí que pueden necesitar un aporte extra, que se les dará a demanda, se les ofrece y ellos beberán si lo necesitan. 

A partir del año de vida (y hasta que cumple los tres años) las cosas cambian, porque el cuerpo del niño comienza a demandar una mayor cantidad de agua. Así, a los alimentos ricos en agua que consume, como frutas o verduras, y el suplemento de leche materna o de fórmula, habría que sumar varias tomas de agua al día para alcanzar las cantidades que necesita. 

No obstante, no conviene obsesionarse con la cantidad de agua que el peque está tomando. Lo mejor es ofrecerle agua de vez en cuando y que sea él quien decida si quiere tomarla o no, porque, como recuerdan los expertos, los niños saben autogestionar los alimentos que toman y el mecanismo de la sed, aunque no está tan desarrollado como en adultos, les invita a beber cuando lo necesitan o a pedir agua si la quieren. 

Para saber si está bien hidratado, nada mejor que observar el color de su orina para asegurarnos de que sea clara.