Cuando nace un bebé una de las principales preocupaciones de su madre es que se alimente debidamente, ya que debe estar bien nutrido para crecer y desarrollarse correctamente. Además, es esencial que el bebé tome vitamina D a diario, para lo que se receta un suplemento, ya que la leche materna no contiene esta vitamina. Te contamos por qué es tan importante administrarla al bebé y qué consecuencias tiene para él su déficit.
La vitamina D es esencial en cualquier etapa de la vida, porque desempeña la importante función de ayudar al organismo a absorber el calcio. Y el calcio, como ya sabrás, es el mineral encargado de fortalecer los huesos y mantenerlos sanos. Por lo tanto, para que el bebé crezca y se desarrolle de manera saludable, es imprescindible que sus niveles de vitamina D sean los adecuados. La vitamina D también ayuda a fortalecer el sistema inmunológico, disminuyendo el riesgo de padecer enfermedades crónicas. Además, cuida de la salud del corazón.
Hablamos de los beneficios de la vitamina D, pero en realidad a lo que debemos prestar atención es a los riesgos que tiene para el bebé no tomarla. Su déficit puede causar baja estatura y raquitismo, una enfermedad rara que causa el debilitamiento de los huesos, encorvamiento y debilidad. Cuando la carencia de vitamina D es grave, los problemas aumentan, y pueden ocurrir los siguientes trastornos:
Además, la carencia en la infancia de vitamina D puede ser la causante de enfermedades graves que se desarrollan cuando el niño crece o en la edad adulta:
Según la Asociación Española de Pediatría, la cantidad recomendada de vitamina D para los bebés menores de un año es de 400 UI al día. Se empieza a administrar en las dos semanas de vida y se continúa hasta que se considera que puede recibir esta vitamina de su alimentación y de la exposición saludable al sol. No obstante, la mejor opción es consultar con el pediatra qué cantidad de vitamina D necesita tomar tu bebé según el tipo de alimentación que reciba, teniendo en cuenta que la OMS recomienda la lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses de vida.