Uno de los mayores deseos de los padres y madres que tienen un bebé en casa es que comience lo antes posible a dormir toda la noche sin despertarse a cada rato. Y aunque todo llega, pocas cosas hay tan cambiantes como el sueño de un niño. Cuando parece que ya lo tenemos hecho, llegan los brotes de crecimiento que vuelven a alterar todo. Pasar de la cama de los padres a la cuna, o de la cuna a la cama, son cambios que también afectan al descanso del pequeño. Aunque no hay pautas que se cumplan al 100%, sí hay indicadores por edades que repiten a ciertas edades. Hoy te contamos cómo duerme tu hijo de los dos a los cinco años, y qué sorpresas te puedes encontrar en ese tiempo.
Con dos años, los niños aún duermen muchas horas al día. Se estima que pueden llegar a dormir hasta 13 horas contando las siestas, aunque a partir de esta edad poco a poco se reduce el tiempo de descanso. No es que haya cambios muy llamativos, pero lo esperable es que antes de llegar a los 5 años duerman 11 horas y que las siestas vayan desapareciendo.
Aún con dos años los niños suelen despertarse a menudos por las noches. Hasta un 60% de ellos puede despertarse cada noche sin que se sepa cuándo van a volver a conciliar el sueño. Por suerte esto va en descenso y cada vez se despiertan menos noches y durante menos tiempo. Al parecer, antes de cumplir los 5 años, solo el 13% de los niños se sigue despertando con frecuencia cada noche.
Las pesadillas y terrores nocturnos son desórdenes del sueño normales en estos años, a pesar de que a cualquier progenitor le gustaría evitar a su hijo. Aparecen a partir de los 3 años y hay niños en los que persisten hasta la adolescencia. El porcentaje de niños que los padece es bajo y la causa más común es un reajuste del cerebro durante su desarrollo que tiene lugar por la noche. Si son muy constantes y durante un largo período de tiempo conviene consultar con el pediatra.
A partir de los 3 años la mayoría de niños deja de dormir la siesta, principalmente porque empiezan el colegio y no es todos los centros hay un espacio reservado para que duerman a mitad de la jornada. De todas formas, de ahí en adelante cada vez son menos necesarias para ellos sin duermen lo suficiente por la noche, y antes de los 5 años son prácticamente inexistentes.